Cuando uno dice: Pedro Almodóvar, ya sabe lo que va a ver. Estamos ante uno de los más grandes genios de la cinematografía universal.
Lo impresionante con Madres paralelas, su nueva película, es que el señor se supera a sí mismo y nos ofrece una de las mejores experiencias cinematográficas de toda su carrera.
¡Sí! ¡Lo consiguió! Estamos hablando de un filme divertido, emocionante y desgarrador que se atreve a hacer algo verdaderamente escandaloso de este lado de Atlántico: fusionar melodrama y política.
Le recuerdo que las “distinguidas” audiencias latinas se la pasan hablando mal de las telenovelas mientras justifican las lágrimas de sus presidentes.
¿Ahora entiende la trascendencia de este título? ¡Es una cachetadas con guante blanco para muchas personas, para muchas instancias!
Madres paralelas es, en una primera lectura, una historia muy sentimental, muy femenina. Tiene muchos de los más socorridos lugares comunes de las más famosas telenovelas de todos los tiempos.
¡Pero qué cree! Almodóvar les da la vuelta, los actualiza de una forma magistral y cuando uno piensa que aquello no puede crecer más, nos lleva a este espantoso momento político que estamos viviendo en todo el planeta.
Por tanto, “Madres paralelas” es una película para los numerosísimos fans de Almodóvar, pero también para otra clase de espectadores, para una nueva generación de seres humanos. Los jóvenes la van a amar.
A mí me entusiasmó muchísimo de principio a fin, me quedan claras sus nominaciones al Oscar y adoré todo: las actuaciones, la dirección de arte, la fotografía, la edición.
¿Pero sabe cuál es la nota? Netflix. Y es que no sólo estamos hablando de un ejemplo más de su trascendencia como casa creadora de contenidos globales.
Esto es en español y viene hacia nosotros justo cuando muchas plataformas, no sólo VIX, están poniendo como ventaja competitiva su apoyo a nuestra gente, a nuestro idioma.
Luche con todas sus fuerzas por ver ya, pero ya, Madres paralelas de Pedro Almodóvar en Netflix. Le va a encantar. De veras que sí.
Y ya que estoy en grandes experiencias cinematográficas, le cuento que tuve el enorme privilegio de ver un cortometraje excepcional.
Se llama Soy hombre, es de un joven director mexicano llamado Juan Pablo Blanco y se ha convertido en material de culto en todos los festivales en lo que se ha presentado.
Cuando lo vi entendí por qué: aquí tenemos un espectáculo del más alto nivel internacional que equilibra una historia poderosísima con una cinematografía exquisita. Punto.
Michelle González y Armando Hernández, sus protagonistas, hacen un trabajo maravilloso porque al mismo tiempo que van construyendo a sus personajes van alimentando las emociones del público hasta rematar con una fuerza impresionante.
Es blanco, negro y fucsia. Es un taxi. Son las calles. Una pareja. ¿A qué nos referimos los hombres cuando decimos que somos hombres? ¿Qué interpretan las mujeres cuando nos oyen hablar así?
Soy hombre es un gran corto, otra experiencia imperdible, un filme que habla con mucha claridad de la grandeza de las nuevas generaciones de creadores de contenidos de este país.
Por lo que más quiera en la vida, cuando lo vea anunciado, mírelo. Se sorprenderá. Se lo juro.
