Soy el crítico más feliz de México porque a partir de hoy ya está disponible, en Amazon Prime Video, la temporada dos de De viaje con los Derbez.
Como usted sabe, este reality show no es sólo un cañonazo de audiencia en todos los mercados nacionales e internacionales de este importante sistema de distribución de contenidos en línea.
Es una oportunidad perfecta para reír, para recuperar los valores familiares y para viajar.
Además, este programa nos ayuda a conocer a los Derbez desde otra perspectiva. Es una experiencia increíblemente positiva.
En el muy remoto caso de que usted no sepa nada, De viaje con los Derbez es un ejercicio de televisión real que le da seguimiento a Eugenio Derbez y a toda su familia cuando salen de vacaciones.
La temporada uno fue alucinante porque estos figurones se fueron a Marruecos, pero esta es todavía mejor.
¿Por qué? Porque como se atravesó la pandemia, a los Derbez no les quedó más remedio que viajar al campo, a un asunto mucho más íntimo.
El “pequeño” detalle es que como esta familia no se caracteriza precisamente por su dominio del bosque, el resultado es algo así como Los Derbez contra la naturaleza.
Yo, cuando tuve el privilegio de revisar esto por anticipado, me divertí como energúmeno porque no sólo me identifiqué con ellos y las situaciones, inmediatamente me acordé de grandes clásicos de la televisión real como The Simple Life con Paris Hilton. ¿Se acuerda?
Por si esto no fuera suficiente, es un reality bien hecho, calidad mundial.
Luche por ver lo nuevo de De viaje con los Derbez en Amazon Prime Video. Le va a encantar. De veras que sí.
¿Qué le pasa a mi familia?
¿Se acuerda cuando le hablé maravillas de ¿Qué la pasa a mi familia?, la telenovela de las 20:30 de Las Estrellas?
Bueno, pues hoy, si pudiera, le diría muchísimas cosas todavía más elogiosas porque es de no creerse el crecimiento que está teniendo esta historia.
Todos los personajes, todos, han evolucionado de una manera armónica, todas las situaciones se han vuelto entrañables y el resultado es un melodrama precioso que retrata, con particular maestría, la realidad de millones de familias en este país.
A mí me encanta, por ejemplo, que se hable de los adultos mayores, que se les muestra que sí hay futuro, que sí existe el amor en la tercera edad.
Pero me fascina, todavía más, que al mismo tiempo que está pasando esto, se nos manden importantes mensajes que combaten el odio, el clasismo, los temas de género.
¡Qué libretos tan más perfectos! ¡Qué dirección de escena tan más creativa! ¡Qué actuaciones tan más calibradas! ¡Qué extraordinaria edición y musicalización!
Bueno, hasta la parte de vestuario, accesorios y peinados es como para ir y darles un premio. Los anunciantes deben estar felices.
Para mí era muy importante decirle esto hoy porque esta producción de Juan Osorio nos está demostrando que las telenovelas, cuando tienen detrás a alguien que sí sabe, son el camino, que no sólo están más vivas que nunca, que pueden seguir siendo un fenómeno social.
Y falta lo mejor porque ahí viene la recta final y no me quiero ni imaginar lo que va a pasar.
¡Qué gusto, de veras, tener un melodrama tan luminoso al aire en estos tiempos tan adversos! ¡Qué gusto, poder ver, ¿Qué le pasa a mi familia?! ¡Felicidades!