La construcción de una sociedad más justa e igualitaria, es un trabajo conjunto y permanente.
El primer paso es la sensibilización de la opinión pública, por ello, las Naciones Unidas, establecieron días internacionales, que, para el caso de las personas con discapacidad, la fecha es el 3 de diciembre.
Sin embargo, las acciones encaminadas para favorecer la inclusión social e igualdad laboral, no tienen fecha de inicio, ni de caducidad.
Por ello, es loable las actividades realizadas por la Secretaria de Comunicaciones y Transportes (SCT), que han impulsado una campaña de sensibilización, denominada “Semana de la Discapacidad”.
De esta manera la SCT busca alcanzar de manera inmediata los objetivos del Programa Nacional de Desarrollo y alcanzar la meta de construir un México incluyente.
Para lograrlo, durante esta semana se difundió entre las y los trabajadores, la información necesaria, que les permitan, tener un lenguaje incluyente, así como, la eliminación de actitudes y comportamientos que pudieran ser discriminatorios.
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA DISCAPACIDAD
El primer paso para adentrarnos al mundo de la discapacidad, es conocer algunos términos.
Lo primero y más importante, el termino correcto es: Persona con discapacidad.
Es necesario aclararlo, ya que existen otros términos que no son correctos, por ejemplo: Minusválido o Persona con capacidades diferentes.
Para la Convención sobre los derechos de las personas con Discapacidad, se incluye a las personas con discapacidad a quienes tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás personas.
Una persona con alguna discapacidad no vale menos, por otro lado, todas las personas tenemos capacidades diferentes, que no es igual a tener una discapacidad.
ROMPIENDO ESTEREOTIPOS Y PARADIGMAS
En México, de acuerdo al INEGI, se estima una población con discapacidad mayor a 7.2 millones de personas, lo que representa el 6% de la población.
Siendo el principal acto de discriminación hacia personas con discapacidad, considerar que, derivado a sus características, es imposible su integración plena a la sociedad, lo que deriva en marginación y rechazo.
Sin darnos cuenta, cotidianamente reproducimos el modelo de discriminación y rechazo social, resultado de una visión homogeneizarte en la normalidad, que tiene como principal consecuencia, la formación de estigmas sociales, que históricamente considera que las personas con discapacidad son poco productivos, incapacitados, estorbos, minusválidos, etc. Aunado al bullying, escarnio público, y burlas.
Esto se refleja en la opinión pública y hasta en algunos marcos legales en México, que aun califican a quien tiene una discapacidad, como personas que padecen “idiotismo” o “imbecilidad”, lo cual es reflejo evidente, de una visión excluyente.
Estos términos, que se encuentran en algunas Legislaciones, así como las empleadas en la vida cotidiana, que además se utilizan para denostar o denigrar a una persona, son peyorativos, ofensivos y discriminadores.
Debemos tener claro, que el problema de las personas con discapacidad, no es la discapacidad, sino, la sociedad, el entorno y las autoridades, al colocar barreras de modo que no se permita que las personas con discapacidad puedan gozar y ejercer sus derechos humanos, civiles, sociales y políticos.
DISCAPACIDAD A NIVEL INTERNACIONAL
De acuerdo a cifras de la ONU se estima que hay cerca de 650 millones de personas con discapacidad en el mundo es decir 10% de la población, y dos terceras partes, partes viven en países de desarrollo.
Se considera que las personas con discapacidad son la minoría más numerosa y desfavorable del mundo.
En todos los países, las personas con discapacidad suelen vivir al margen de la sociedad sin acceso efectivo al ejerció de sus derechos humanos. Por ejemplo, las actuales condiciones sociales, políticas y económicas han creado barreras para que personas con discapacidad, no puedan acudir a la escuela; obtener un empleo digno y bien remunerado; adquirir casa propia y que además esta tenga las adecuaciones específicas para un libre acceso a las personas con discapacidad; formar una familia, en cualquiera de sus formas, barreras sociales y hasta para poder votar.
Según las cifras de las Naciones Unidas, el 8% de las y los niños con discapacidad en los países en desarrollo no asiste a la escuela. Cerca de la tercera parte de los y las niños de la calle del mundo son discapacitados. La tasa de alfabetización de adultos con discapacidad representa el 3% y en el caso de las mujeres, solo el 1 % en diversos países.
Muy grave es el caso de la violencia sexual, ya que existen víctimas que prácticamente quedan en el olvido, y son las personas con discapacidad quienes muchas veces no pueden denunciar, victimas frecuentemente de la violencia y la discriminación social. Y pese a estos lamentables casos (como la violación a una niña con discapacidad), hay quienes se oponen a la interrupción legal del embarazo. Todas y todos en nuestro entorno, sea familiar, social o laboral, podemos construir espacios libres de discriminación.
Debemos eliminar los estereotipos y la discriminación que perpetúan su exclusión y crear un entorno accesible, propicio e inclusivo para todas y todos. m
“Por una sociedad libre de discriminación y violencia”
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