Política

2017-09-08

  • Voz Ciudadana
  • 2017-09-08
  • Alfredo Alcalá Montaño

Hoy día es difícil encontrar un estudio de ciencia política que no haga referencia a la democracia. Sin embargo, pocas veces se explica el tipo de democracia a que nos referimos. Lo anterior es importante, pues no podemos estar en la lógica de hablar del tema y presuponer que cualquier ciudadano lo va a entender solo porque tiene nociones sobre la democracia, cuando a veces ni siquiera se conoce su significado etimológico, que significa gobierno del pueblo.

Hablar de democracia, es referirnos a una forma de gobierno que recae esencialmente en el pueblo, quienes son los que se encargan de elegir a estos gobernantes y representantes populares a través del voto. Sin embargo, hay que hacer mención que existen diversas formas de abordar y entender a la democracia.

Se habla de distinguir dos puntos de vista uno empírico y otro ideal. Por un lado, se habla de observar el funcionamiento de los países que se consideran democráticos a través de sus mecanismos de representación, número de partidos políticos, los procedimientos de toma de decisiones, régimen jurídico, y como se llegan a consensos y negociaciones. Por otro lado, hablar de una democracia ideal, es referirnos a las características que a nuestro parecer debe incluir cualquier sistema político.

Para Anthony Arblaster, se debe hacer un análisis histórico para entender o al menos acercarnos a un significado de democracia. Para entender mejor este punto se habla de al menos tres modelos históricos de la democracia, el primero caracterizado por la participación directa de los ciudadanos en la toma de decisiones sobre los asuntos públicos, conocido como el modelo original, que existió en Atenas. El segundo modelo es el de un solo partido, que, por tal, ha sido cuestionada. El tercer modelo que se distingue por ser un Estado de derecho, es el de la democracia representativa, que consiste en un sistema de reglas aplicables a los ciudadanos y a aquellos que dicen representar sus intereses.

En otras palabras, en el debate actual –sobre todo en América Latina- se discuten dos puntos de vista, el consistente a la democracia liberal representativa, cuya mayor virtud es presentarse como la única alternativa al autoritarismo y la dictadura, misma que a través de la simple y llana emisión del voto busca legitimidad y gobernabilidad. Sin embargo, este modelo ha sido cuestionado, sobre todo en países donde las instituciones electorales han mostrado fragilidad en los momentos de mayor competencia, causando una desconfianza creciente entre los ciudadanos.

Por otro lado, encontramos la democracia participativa -que busca ir más allá de los rituales electorales-, modelo que enarbola que el ciudadano sea tomado en cuenta no solo en los periodos de elecciones, sino que pueda ser tomado en cuenta en las acciones públicas. Pasar de un ciudadano pasivo, a uno interesado por el espacio público.

De acuerdo a lo anterior, para hacer una análisis sobre la democracia en América Latina, mucho dependerá como dice Sartori, de la idea que tengamos sobre lo que es democracia, lo que puede ser y lo que debería ser, es decir "cuando afirmamos que un sistema político es más o menos democrático que otro, nuestra evaluación depende de lo que consideramos que es una verdadera democracia".

Para Sartori en la democracia electoral, la imagen resultante de la amplia mayoría de los ciudadanos mediante el análisis de votos, es penosa respecto a la base informativa. Es decir, existe un alto nivel de apatía, falta de interés, elevado nivel de ignorancia y participación mínima en la inmensa mayoría de los ciudadanos. Como respuesta a lo anterior se dijo que en primer lugar durante la lucha por el sufragio universal, que el pueblo aprendería a votar votando, después el argumento fue la pobreza y el analfabetismo, situaciones que provoca ciudadanos que se consideran incapaces y desinteresados. Y se dice que no obstante disminuir en algunos puntos la pobreza y el analfabetismo, no se han producido progresos en la democracia.

Ello nos orilla a pensar con mayor claridad la importancia de la democracia participativa. Un gobierno que se jacte de ser democrático, no puede basar sus acciones, por el simple hecho de que votaron por él, la democracia no es un asunto de sumas, restas y divisiones de ciudadanos, considerados simplemente como votos.

De esta manera observamos que la democracia participativa, surge como una respuesta inmediata ante la inoperancia y las limitaciones que ofreció el sistema electoral democrático, así "la democracia participativa tiene otra visión cuyo fundamento es la ampliación del concepto de política a través de la participación ciudadana y de la deliberación en los espacios públicos, de lo que se deriva una noción de democracia como un sistema articulado de instancias de intervención de los ciudadanos en las decisiones que les conciernen y en la vigilancia del ejercicio del gobierno.

Observamos un cambio del paradigma democrático, donde no podemos concebir que exista una democracia sin la participación de la sociedad, siendo además parte del debate actual los conceptos de transparencia, rendición de cuentas, políticas públicas y sociedad civil. Actualmente podemos hablar de una "revaloración del papel de la sociedad civil en la construcción de la democracia y de la gobernabilidad".

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FB: Alfredo Alcala Montaño
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