El proceso de reapertura de 4 casinos que se habían cerrado es la señal para entender que regresa un grupo de poder que se había ido. O que esperaba turno.
¿Quién gana con la reinstalación de estos casinos? ¿Quién pierde?
Los regiomontanos, como sociedad, no ganamos nada con más casinos, con más casas de apuesta sin regulación formal, sin una regulación detallada, los casinos así llegan a desfalcar ludópatas.
¿Cuánto dinero se queda en el estado y proviene de las apuestas? Nada, estrictamente hablando.
En otros países, estimado lector, la reglamentación es explícita y obliga a las casa de apuestas a que las máquinas tragamonedas tengan un porcentaje real de regreso de sus ingresos.
Es decir, las máquinas pueden ser programadas o manipuladas para que den a ganar "al azar" un porcentaje seguro de sus juegos.
En nuestra ciudad, amigo lector, ni las máquinas expendedoras de gasolina son legales ni bien reguladas.
Oiga, las revisiones de la Profeco son un mal chiste, los expendedores de gasolina manejan a su antojo (hasta con un control remoto) la cantidad que entregan en las bombas de gasolina.
Si algo tan cotidiano como la gasolina no es posible mantenerlo en regla y no hay forma de que un ciudadano denuncie un establecimiento que roba gasolina (sí, que roba), no me extraña que el asunto de los casinos y sus máquinas tragamonedas estén fuera de cualquier regulación.
Aunque se ha demostrado que hay un alto índice de ludopatía en la ciudad, se habla de datos muy alarmantes, se dice que en Nuevo León tenemos el 60 por ciento de los jugadores compulsivos del país, y nadie de manera oficial hace algo al respecto.
Los casinos manejan mucho dinero en efectivo y es difícil auditar el flujo que mantiene. El lavado de dinero es siempre una posibilidad.
Sin duda, los casinos deberían pagar un impuesto local donde operan, para cubrir un proceso social de rehabilitación de los ciudadanos que resultan afectados con su giro de negocios de azar.
En el caso del tabaco, por ejemplo, el alto impuesto que se cobra está justificado en el gasto social para atender un enfermo afectado por las enfermedades que surgen del consumo.
El Seguro Social debería recibir (no estoy seguro de que sea así) una cantidad de los impuestos cobrados para atender problemas derivados del tabaquismo y así tener los instrumentos y las terapias necesarias para cubrir la demanda de los fumadores afectados.
Pero los casinos que abren nuevamente hacen su apuesta: piensan ganar el favor del gobierno municipal y estatal, así podrán operar sin problemas, sin costos extras.
El desencanto con los casinos nos golpeó cuando la tragedia del casino Royale, aquella donde se demostró que el Gobierno no fue capaz de mantener una regulación simple, la de Protección Civil, para mantener salidas de emergencia y extinguidores en óptimas condiciones.
Si nuestras autoridades no pueden regular las bombas de los expendedores de gasolina, si no son competentes para obligar a que los locales de los casinos estén en condiciones de enfrentar una emergencia, el proceso para obligarlos a que sean legales con sus máquinas tragamonedas, es decir, con sus ganancias, es un asunto perdido.
Si el municipio de Monterrey no puede evitar que se instalen más casinos, tiene que evitar que nunca más exista una tragedia como la del casino Royale.
Las ganancias son tan grandes en estos negocios que alcanzan para pagar muchas cosas, legales e ilegales, lo que sea para mantener el negocio.
¿Quién gana con los nuevos casinos? Estamos por conocer la respuesta, pero le aseguro que los regiomontanos perdemos... o usted, ¿qué opina?