“El tiempo y nuestros actos nos han unido, que ni el tiempo y nuestros actos destruyan nuestra unión”
Guillermo Álvarez Macías
Cruz Azul sembró sus cimientos basados en el cooperativismo, que de acuerdo a su definición busca una acción solidaria fundamentada en el compromiso recíproco de ayuda mutua entre los hombres y mujeres para que en conjunto se puedan alcanzar objetivos comunes que beneficien a todos los miembros del grupo.
Esa esencia con la que sus fundadores crearon este club, está muy lejos de ser realidad, donde en los últimos 50 años la lucha por el poder ha sido el punto medular para tergiversar la estabilidad de la cúpula celeste, que más que generar un bien común, se han caracterizado por dar la nota con escándalos, decisiones controversiales, corrupción y cambios de timón de manera abrupta.
Los menos culpables son los trabajadores y por supuesto miembros del equipo, que hoy se ven sorprendidos ante las decisiones que desencadenaron la salida de Álvaro Dávila, quien junto a Héctor Lara hicieron un extraordinario trabajo que ha dado de que hablar en el entorno futbolístico y que muy pronto los pondrá nuevamente en el radar de un proyecto serio.
Otra vez Cruz Azul pisotea el trabajo realizado como lo hizo con Ricardo Peláez, producto de una lucha de poderes en el sector político que cimbra las entrañas del club y que provoca inestabilidad e incertidumbre.
Es evidente que los jugadores y cuerpo técnico se muestran inconformes y molestos ante las decisiones que se están tomando y donde se esperan aún más determinaciones que parecieran atentar contra los propios intereses del club y de la cooperativa.
Tarde o temprano esto va a repercutir en el ánimo de un club que pareciera empeñarse en desestabilizar todo lo que toca y que hasta en sus mejores momentos busca sabotearse para generar un entorno polémico y cuestionable ante la opinión pública.
Hoy Cruz Azul y su entorno político, social y deportivo son vulnerables, y créanme que más de uno se frota las manos cuando ve las entrañas de un club que pisotea su propia esencia y de paso mancha su grandeza.
Hasta la próxima…
Alberto Romero
Twitter: @AlbertoRomeroMP