Roma. El próximo viernes se cumplen 100 días de Donald Trump en la Casa Blanca.
En Gettysburg, cuando era candidato, Trump prometió que en los primeros 100 días de gobierno iba a limpiar al gobierno, proteger a los trabajadores y restaurar el estado de derecho, a través de 18 acciones.
A casi 100 días de su gobierno, algunas de las promesas de Trump han sido cumplidas pero la mayoría no lo han sido o están en proceso de cumplirse.
Los logros se deben sobre todo a la atribución presidencial de firmar órdenes ejecutivas, como salir del acuerdo transpacífico (TPP), pero los descalabros se explican por la incapacidad de convencer al Congreso, como en el caso de la ley de salud llamada Obamacare, a pesar de tener la mayoría republicana en ambas cámaras.
Por ello, en esta etapa inicial de la administración de Trump, es admirable la eficacia del sistema estadunidense de control y equilibrio de poderes, conocido como checks and balances.
El presidente no ha limpiado la burocracia, ni ayudado realmente a los obreros, ni siquiera respetado él mismo las leyes anticorrupción al mezclar negocios personales con asuntos oficiales y practicar el nepotismo.
Algunos simpatizantes creyeron que el locuaz candidato se convertiría en mesurado presidente, que dejaría de mentir impunemente para guiar el destino del país más poderoso.
Trump disfrutó sus primeros días en la Casa Blanca en tratar de humillar a México como a ningún otro país. Afortunadamente, el presidente Peña Nieto canceló la visita a Washington para evitar más desaires.
Trump no tiene límites. Es un hombre enfermo con un temperamento endeble capaz de poner su ego por encima de cualquier cosa y de cualquier persona. Hace unos días un niño le pidió al presidente firmar su gorra pero en vez de devolvérsela, la arrojó al público.
Llegó al poder con engaños. No le importaron nada los millones que votaron por él. Solo le importan su familia y sus empresas. Y sigue en el poder engañando. Perdió el voto popular por tres millones pero dijo que había sido por el voto ilegal de indocumentados. Acusó a Obama de espiarlo, sin pruebas.
Hay en Trump una conducta patológica de mentir cotidianamente. Parece tener una lucha eterna entre su conflictivo narcisismo y el frágil sentimiento de confianza en sí mismo.
Si atacar a alguien lo hace sentir bien, como ocurre casi siempre, lo hará sin dudar y sin ninguna consideración a la persona ofendida o al resultado obtenido.
Desde una perspectiva sicológica, nadie está más incapacitado para ser presidente de Estados Unidos que Trump.
El mundo está muy preocupado de que provoque, de manera accidental, el estallamiento de una guerra mundial, como ocurrió hace poco en el caso de Corea del Norte.
El distinguido periodista Dan Rather, legendario conductor del noticiario de CBS, expuso muy claramente el peligro que representa Trump para el mundo:
“Durante más de una semana, al pueblo estadunidense y al mundo se les hizo creer que Estados Unidos estaba enviando una fuerza de ataque de un portaaviones a las aguas de Corea del Norte, en una escalada de tensión sobre el enfrentamiento con esa conflictiva nación sobre sus ambiciones nucleares y de misiles.
“El presidente Trump alardeó sobre su demostración de fuerza: ‘Estamos enviando una armada muy poderosa. Tenemos submarinos muy poderosos, mucho más poderosos que el portaaviones’, dijo. El asesor de Seguridad Nacional y el secretario de Defensa reiteraron la información. Excepto que no era verdad. El USS Carl Vinson y sus barcos de acompañamiento se dirigen en otra dirección, a miles de kilómetros de distancia.
“¿Cómo y por qué puede suceder esto? No hay buenas explicaciones. ¿Incompetencia, engaño, falta de comunicación? Así es como las guerras pueden comenzar por accidente. Así es como los aliados pueden sentirse traicionados y los adversarios envalentonados. Nuestro mundo está menos estable hoy debido a esta situación”.
En verdad, el diagnóstico del veterano periodista es motivo de preocupación. La mejor explicación es que al frente de la superpotencia está un hombre enfermo, electo por cuatro años.
¿Durará cuatro años? El Congreso estadunidense tiene la respuesta.
Posdata
Ayer, hace 2 mil 770 años, el 21 de abril del 753 AC, se fundó la ciudad de Roma, cuna de la civilización occidental.
Tengo el privilegio de vivir en esta Ciudad Eterna, a la que regreso 30 años después de haber servido a México en mi primer destino como diplomático.
Me reconozco en estas palabras que escribió el profesor de la UAM Xochimilco Álvaro Ruiz Abreu sobre el poeta Carlos Pellicer en su estancia en Italia:
“De Roma salió el derecho y la justicia, el comercio y la adoración de la belleza. Vivir en territorio italiano era como volver al seno materno en busca de ternura, sabiduría y belleza absoluta. Pellicer parecía necesitado de un poder totalizador, eterno, y sabía que solo podía hallarlo durante el viaje”.
@AGutierrezCanet