La motivación económica más importante para un migrante mexicano y centroamericano se encuentra en el diferencial de salario con respecto a su país de origen y el que ofrece el mercado laboral formal e informal en la Unión Americana. Por el mismo trabajo puede lograr multiplicar hasta en 25 veces o más su remuneración en trabajos de mano de obra no calificada. Lo mismo ocurre, aunque en menor medida, con los empleos de mano de obra con preparación académica y grados de estudios avanzados. Cuando el sistema de inmigración permitía la circularidad de los trabajadores migrantes, ellos mismos solían acumular sus ahorros para personalmente entregarlos a sus familias durante las visitas a sus comunidades. Posterior a los atentados terroristas del 11 de septiembre, el sistema de inmigración y la seguridad fronteriza endureció y limitó la posibilidad de que los migrantes pudieran realizar estancias laborales temporales provocando con ello largos periodos en los Estados Unidos. Desde entonces, diversos esfuerzos nacionales y estadounidenses rindieron frutos para poder ayudar a la transferencia de recursos entre familiares en ambos lados de la frontera. En México, a través de nuestros consulados se logró dotar de matrículas consulares a millones de connacionales con el objetivo de acreditar su nacionalidad y brindarles una identificación que les permitiera abrir cuentas bancarias u obtener una licencia de conducir. En los Estados Unidos, siendo Senadora Hillary Clinton, logró la aprobación en el Congreso de una iniciativa legislativa para sancionar a las empresas de envío de remesas que tuvieran cuotas ocultas y abusaran del remitente alterando en su beneficio el tipo de cambio peso-dólar. Dichos esfuerzos lograron que los migrantes encontrarán en el sistema bancario un método de envío de remesas seguro y barato. Finalmente, se lograrían evitar los fraudes que persisten en el mercado informal y se había logrado la regulación del mercado, evitando los abusos y brindando mejores servicios que genera la competencia entre las empresas y los bancos.
Actualmente, la nueva administración en los Estados Unidos junto con legisladores del Partido Republicano ha señalado que el muro que pretenden construir en la frontera con México debe financiarse con recursos que deriven de un impuesto del 2% a las remesas. Bajo las tesis que rigen el sistema económico internacional, las remesas no son gravables dado que se consideran donaciones entre familiares. Adicionalmente, representan uno de los cinco ingresos más importantes de divisas a México y representan el sustento de millones de familias a lo largo y ancho del territorio. Aproximadamente 66% de los migrantes mexicanos en los Estados Unidos enviaron remesas en 2016 es decir, 7 de cada 10 migrantes envían dinero a sus familiares en México.
Lejos han quedado los tiempos y los entendimientos que buscaban la reunificación familiar, el respeto al salario de quienes trabajan duro y honestamente. Para evitar el mercado informal que suele defraudarlos, una solución temporal pueda ser buscar el apoyo de un paisano (con estancia autorizada) que con su cuenta bancaria envíe la transferencia a México.