Cultura

ALV

Yo necesito que usted me ayude a entender algo. Publiqué lo siguiente en mis redes:

“Distopías: tenemos esta increíble capacidad para ver el daño que nos vamos a hacer a nosotros mismos en el futuro”.

Tanto en Facebook como en Instagram y Twitter respondieron lo siguiente (faltas de ortografía respetadas):

“Se le boto la canica”, “Ya chef bajele dos rayitas”, “Ahora te entiendo mejor ya supera tus traumas”, “Otra ves se confundió de orégano para el menudo”, “Otro trauma de cuando era chiquito chef????”, “Le falta sal”, “Ya está chisquiado”, “Mmmm ¿en qué dimensión estará este bro cada que sale de grabar mastershef?”, “Ta bajastes al agua y anda en sus dias mi chef”, “No es de a fuerza publicar cuando uno no tiene nada que publicar mejor no publica porque luego anda uno publicando cosas donde quedas así como payaso como en su caso”, “Usted si está safado”, “Pinche loco”, “Ya no coma azúcar”, “Gente que le gusta estar mamando”, “mejor dedicate a cocinar wey”, “llega todo puñetas usted chef”.

No me queda claro cómo interpretar esto. En el primer escenario, estas personas no entendieron el post. Entonces es comprensible que esto les haya generado algún tipo de perturbación que los lleva a reaccionar de la manera ya vista. Otra manera de verlo es esta: leyeron el post, lo entendieron, se asustaron –pues lograron visualizar la destrucción de nuestra civilización en algunas décadas– y entonces publicaron su opinión. No sé qué pensar; o se trata de personas confundidas, gente con capacidades mentales disminuidas o limitadas, bromistas que solo quieren postear una guasa o, como ya dije, personas que no se molestaron en investigar el significado de “distopía” y juzgaron que lo mejor era reaccionar con cualquier pendejada.

Mire, por lo menos en mi caso, uno escribe porque se quiere encontrar con personas que tengan más o menos los mismos gustos o, por lo menos, que disfruten una buena lectura, que aprecien una obra de arte, una fotografía emblemática, etcétera, y que gocen conversando al respecto. Publicar algo específico es lanzar un mensaje –no siempre claro– hacia cierto tipo de personas. Pero como se trata de un medio abierto, el mensaje le va a llegar a todo tipo de gente. Sí: algunos contestan con comentarios adecuados, pero la mayoría reacciona de otra manera. Si yo leo algo con lo cual no me identifico o que no entiendo, pues no digo nada y ya. Si hay algo que me irrite, comento de manera ordenada y con intención de debatir, no de insultar ni mucho menos de publicar a lo pendejo.

Por otro lado, yo tengo tres negocios: primero, vendo comida en mis restaurantes, y después mis libros y, al final, mi imagen. Uso las redes sociales para promover todo esto. Entonces cuando leo un comentario estúpido, lo primero que hago es borrarlo. Y, de reincidir el que lo hizo, lo bloqueo. Créame, todos lo días entro a mis redes sociales con un par de tijeras de jardinero a cortar la yedra. Porque uno debe cuidar sus redes, son herramientas de trabajo. Comentarios nefastos no pueden estar en mis posts, punto. Porque mis redes, a pesar de que están abiertas a cualquiera, no son foros públicos donde uno puede exponer lo que le salga del forro de las pelotas. Son mis áreas de expresión y de promoción, luego las reglas las pongo yo, punto. ¿Y si yo posteo algo que vaya en contra de mis productos? Son mis redes, es mi pedo. Y yo le voy a recomendar que haga lo mismo: comentarios nocivos que no aportan nada o que van en contra de lo que usted vende, pues se resuelven con un botón, bien fácil. Un ejemplo: subí un post sobre un platillo para venta a domicilio. Un tipo comentó: “Está bien caro, no mames”. Otro dijo: “Está bien pinche”. A ver: ¿sabe algo ese sujeto de mis costos y procesos? No, nada. Me metí a su perfil y resultó ser un pendejete gamer que no hace nada. Del otro comentario hay que preguntarle si ya probó el platillo y la respuesta es no. No lo ha probado. ¿Entonces cómo carajo opina? Solución: comentarios eliminados y comentaristas bloqueados. Adiós a los pendejos (¡Son muchos!).

Imagínese ahora la situación en la que me encuentro: dos restaurantes golpeadísimos por la pandemia, dos libros publicados y con ventas de risa e intentando vender mi imagen para anunciar productos. Y así llega toda esta manga de inútiles a molestar. No, gracias. Y a todo esto, ¿quiénes son estas personas? Nadie. No son nada. En el momento en que usted los borra, desaparecen. Es magia.

Mire, en el caso de los posts donde anuncio mis libros, me queda bien claro es que este no es el tipo de personas que los van a comprar; el mercado es otro. Es obvio que no tienen ni la facultad ni el interés o disposición por sentarse a leer, pues no parece que tengan ni capacidad de atención, de comprensión ni la sensibilidad para apreciarlo. Digo, con comentarios como “de cuál fumaste, chef” y cuando publico un platillo dicen “se ve asqueroso”, pues, ¿para qué chingados les permito opinar?

Insisto: aquí lo que se hace es mandarlos ALV.

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Adrián Herrera
  • Adrián Herrera
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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