Por 20 años, mi vida profesional la he dedicado a desarrollar cuestiones de comunicación. Sin embargo, debo confesar que aún me sorprenden muchas cosas al respecto.
Me impresiona el poder que adquiere quien cuenta con la información correcta en el momento correcto. Las decisiones que esa persona es capaz de tomar multiplican sus probabilidades de éxito. Una de las expresiones más evidentes de esto es quien hace trading con activos financieros. La decisión de comprar, vender o mantener los mismos se origina en la información que tiene quien administra o posee dichos activos. Esa información puede ser una metodología de inversión o datos de quien participa en dicho mercado.
Esto en cuanto a la demanda de información. Sin embargo, creo que el arte, emocionante y poderoso a la vez, está en provocar deliberadamente ese proceso donde se juntan información y decisión.
Traigo este tema a colación porque recién leí un libro escrito por Reid Hoffman, fundador de LinkedIn, y Ben Casnocha. Se llama El mejor negocio eres tú, en inglés The Start-Up of You. El libro contiene montones de consejos prácticos para utilizar dicha red social en favor de quien está buscando trabajo. Sin embargo, creo que los emprendedores que lo lean pueden encontrar muchos consejos, prácticos e inspiradores a la vez. Y todos, o casi todos, tienen que ver con comunicar quienes somos, en el momento apropiado, a la persona apropiada.
Diría que, en esencia, se trata de explotar el personal branding, o cómo hacer de tu nombre una marca. Siento que muy pocos emprendedores nos preocupamos por nuestras marcas, tanto las de la empresa, como la de los productos. Pero menos aún hay una conciencia de la importancia de que nuestro nombre también es una marca y quizás, en la primera etapa de la empresa, más importante que ninguna.
La reputación que vamos creando como emprendedores y, más aún, la que ya forjamos como empleados, si fuera el caso que pasamos por el mundo corporativo, es determinante para contar con una palanca muy poderosa al momento de hacer negocios.
Por mucho tiempo tuve la idea de que mis primeros clientes habían comprado el servicio de mi nueva empresa porque les gustaba el producto. Me di cuenta que ésa no había sido la razón luego de leer UnMarketing: Stop Marketing. Start Engaging, de Scott Stratten, por recomendación de un emprendedor y mentor muy admirado por mí.
El libro habla de que las personas que están más cerca de ser tus clientes son las que a su vez están en los círculos más cercanos a ti. Los que ya confían en ti como persona. Y creo que tiene toda la razón. Mis primeros clientes no pudieron confiar en mi producto ni en mi empresa simplemente porque no existían. Si ellos tenían alguna referencia que les hacía confiar en que el trabajo estaría bien hecho, era la de mi persona y la de la relación que antes habían establecido conmigo.
Prestemos más atención a la imagen y prestigio que estamos formando de nosotros mismos. No solo en función del negocio que actualmente queremos hacer, sino de los que vengan. Y esto aplica lo mismo para el caso en que el negocio actual triunfe y luego vengan otro, como si fracasa y tuviéramos que iniciar otro y otros.
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Esta semana se me ocurrió que podría utilizar lo que aprendí en mi vida como periodista para apoyar a los emprendedores que tengan dudas sobre cómo manejar algún aspecto de su negocio. Mándame a Twitter o por correo las preguntas y sugerencias de temas que te gustaría que abordara en esta columna y con gusto desarrollamos el tema o buscamos quién nos ayude a responder.
*Fundador de VenturaMedia, firma que promueve la cultura emprendedora.
@adolfoconected