Los peores enemigos que tenemos para lograr nuestros objetivos no están afuera. Casi siempre los llevamos puestos.
Se llaman miedos. Frecuentemente nos meten la pata y tropezamos.
Hoy quiero compartirles esta historia que me dejó pensando en esos monstruos que viven no debajo de la cama, los que viven en nuestros espejos y salen cada vez que nos plantamos frente a ellos.
“El niño que pudo hacerlo”
Dos niños llevaban toda la mañana patinando sobre un lago helado cuando, de pronto, el hielo se rompió y uno de ellos cayó al agua.
La corriente interna lo desplazó unos metros por debajo de la parte helada, por lo que para salvarlo la única opción que había era romper la capa que lo cubría.
Su amigo comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero al ver que nadie acudía buscó rápidamente una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas.
Golpeó, golpeó y golpeó hasta que consiguió abrir una grieta por la que metió el brazo para agarrar a su compañero y salvarlo.
A los pocos minutos, avisados por los vecinos que habían oído los gritos de socorro, llegaron los bomberos.
Cuando les contaron lo ocurrido, no paraban de preguntarse cómo aquel niño tan pequeño había sido capaz de romper una capa de hielo tan gruesa.
-Es imposible que con esas manos lo haya logrado, es imposible, no tiene la fuerza suficiente ¿cómo ha podido conseguirlo? -comentaban entre ellos.
Un anciano que estaba por los alrededores, al escuchar la conversación, se acercó a los bomberos.
-Yo sí sé cómo lo hizo -dijo.
-¿Cómo? -respondieron sorprendidos.
-No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.
Y aquí termina este cuento. No siempre la gente alrededor nuestro nos apoyará para sacar el potencial que llevamos dentro.
El viejo refrán dice que “la carga hace andar al burro” y perdón por la expresión, pero la vida misma debe enseñarnos que cada uno de nosotros con la preparación adecuada podemos lograr lo que ni siquiera imaginamos.
No nos convirtamos en ese monstruo llamado “no puedo”, porque la primera cosa para avanzar es el creer en nuestros talentos y en nuestra fuerza. Si te plantas frente al espejo quien puede decirte: puedo, eres tú.