En días pasados el Presidente Manuel López Obrador le entregó a la doctora Claudia Sheinbaum un bastón con listones, en un acto que generó diversos comentarios, incluso protestas de comunidades indígenas que reprocharon al jefe del Ejecutivo su osadía de no haber recabado permiso previo de sus dioses ancestrales y haber entregado el simbólico bastón sin cumplir con el consabido ritual.
Disquisiciones aparte acerca del simbolismo de esta pintoresca manera de transmitir un mando virtual, tal parece que el señor presidente ha dejado de pisar el acelerador del carro de la presidencia y va dejando que las cosas vayan tomando su rumbo natural como sucede en todos los finales de los sexenios, con la diferencia que por ahora el país marcha sin un mando real y el desorden es la marca de este final de su administración.
En todos los gobiernos, cuando se acerca su etapa final, los presidentes van declinando en su poder y en ese lento proceso de desgaste, van haciendo sus acomodos para tener un camino más terso al final, y sobre todo para tener la seguridad de que en su salida y permanencia al margen de la gobernanza, existan siempre ángeles de la guarda permanentemente dispuestos a cuidarles la espalda.
Pasó con Peña Nieto y no tendría porqué ser la excepción con la doctora Sheinbaum e incluso con la Ingeniera Xóchitl, si es que la aplastante maquinaria de la 4T le permite llegar a la cajita feliz.
En estos últimos tiempos hay algunas cosas que vale la pena poner atención. El camino de Lozoya se va allanando poco a poco y no tardará mucho tiempo en que ande por esas calles de Dios disfrutando de nuevo de su pato laqueado; Chayito Robles salió de prisión y lista para seguir participando en política si gusta; el abogado Juan Collado, gran aliado del licenciado Peña Nieto, recién recobró su libertad al igual que el Fiscal de Morelos; el Ratón ya fue extraditado y Emma ya está en la calle en sus negocios; Gertz Manero ya tiene en el cielo a Juan Ramos, responsable de las fallidas encarcelaciones y queda limpio de culpa; Zoé no va a Chiapas y el presidente bajó a su prima Manuela de la candidatura; acomodan en suerte a García Harfuch, a López Gatell o a Clara Brugada para la Ciudad de México; ya tienen a Delfina en el Estado. Se hicieron los ajustes para allanarle el camino a Claudia y su bastoncito mágico.
Las piezas del ajedrez bien acomodadas y en espera de que el oponente haga su jugada.
El bastón de Claudia, con toda la parafernalia incluida, cada vez está más fuerte y Xóchitl si verdaderamente quiere representar una opción, deberá abandonar el desgastado discurso de sus gelatinas, de su pasado sufrido, su indigenismo y su lenguaje florido que en principio cae simpático pero los electores quieren más que eso; ya tuvimos bastante de lo mismo con Fox y con López Obrador; necesitamos propuestas concretas y viables más que peladeces y ocurrencias. El bastón tiene más significado de lo que aparentaba. Xóchitl no debe perder más tiempo y allegarse de gente pensante y actuante para representar una alternativa de gobierno y ser digna oponente de Claudia.
