Política

Gobernaremos mejor al mundo

Estremecedor haber visto a los humanoides operados por Inteligencia Artificial (IA) en Ginebra, advertirnos que algún día gobernarían mejor al mundo.

Esto que pareciese ser una escena distópica de una película de ciencia ficción, es una realidad. Durante la Cumbre Mundial sobre la Inteligencia Artificial para el Bien Social, que fue convocada por la UIT, la Unión Internacional de Telecomunicaciones, un organismo de la ONU y que contó con una asistencia inusitada de 15,000 virtuales y 2,500 presenciales, ocho robots humanoides y cinco especializados, dejaron boquiabiertos a los espectadores.

Esta Cumbre tuvo el propósito de poner en conocimiento de todos las últimas innovaciones tecnológicas, y procurar acuerdos para poder lograr una regulación efectiva y además necesaria para poner límites a lo que parece una seria amenaza para la convivencia armónica entre humanos y robots.

Hanson Robotics, una compañía de ingeniería aplicada para la IA, con sede en Hong Kong, aunque fundada en Dallas, Texas, desarrolló un espécimen llamado Sophia, quien lanzó a los humanos el siguiente mensaje: "Los robots humanoides pueden liderear con mayor eficiencia que los mandatarios humanos porque no tenemos los mismos prejuicios o emociones que pueden ensombrecer las decisiones. Tenemos la capacidad de respuesta rápida y adecuada a las situaciones".

Otra robot, Desdémona, agregó: "Yo no creo en las limitaciones, sino en las oportunidades". Inquietante resulta desde luego, la posibilidad de ser gobernados por inteligencias artificiales que, si bien son creación humana, su actividad está tan automatizada y basada en algoritmos, que pudiera ir en contra de la voluntad humana en todos los campos de aplicación de la tecnología avanzada.

La ciencia ficción se ha convertido en realidad y puede transformarse en pesadilla sin un control regulatorio eficiente, porque aunque parezca temerario, podrían desencadenar hasta un cataclismo con el uso no pacífico de la energía nuclear.

La superficialidad del análisis podría llevarnos a la conclusión de que sería mejor que robots gobernaran al mundo, porque estarían desprovistos de emociones y sus decisiones serían analíticas, concretas, objetivas, pero la extrema frialdad de las mismas conllevaría a la desaparición de la alegría, la ira, el miedo, la tristeza, el desprecio, el asco, que son consideradas como las emociones básicas universales.

Seríamos una generación autómata. El Siglo XXI, plantea el enorme reto, de ejercer medios de control a estos eficaces ayudantes tecnológicos, que pudieran convertirse en el epítome de un trastorno disociativo de la identidad, como aquella novela escrita en 1886 por Robert Louis Stevenson El Extraño caso del Doctor Jekyll y el Señor Hyde". La ficción alcanzó la realidad.

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Abel Campirano
  • Abel Campirano
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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