El bochornoso espectáculo que presenciamos en las playas brasileñas entre seguidores del Boca Juniors y del Fluminense en el previo a la disputa del encuentro final de la Copa Libertadores de América nos debe llevar a una seria reflexión.
Hace tiempo que el futbol soccer pasó de ser un deporte que, como decía el inolvidable locutor y cronista tapatío Susano Santos Flores, “es fibra en el cuerpo y disciplina en el alma”, o “el juego del hombre”, frase original de Fernando Marcos y popularizada por otro grande de la crónica deportiva, Ángel Fernández, para convertirse en un espectáculo-negocio que atrae a las masas.
La afición por los colores de un equipo alcanza límites inimaginables; desde la compra de camisetas, pines, escudos, gorras, afiches, pasando por el seguimiento permanente al equipo juegue donde juegue, hasta el extremo de poner en riesgo la vida propia y la de los demás.
Entre el 14 y el 18 de julio de 1969, en la víspera del Campeonato Mundial de Futbol cuya sede sería nuestro país, se suscitó la llamada “guerra del Futbol” entre dos hermanos centroamericanos, Honduras y El Salvador.
Ya había antecedentes del conflicto que eran extra-futbol, y se llegó a pensar peregrinamente, que durante las eliminatorias, esas asperezas no pasarían de simples desencuentros y finalmente el dutbol haría el milagro de la reconciliación entre los dos países.
Se jugaron las rondas eliminatorias, primero en Tegucigalpa, donde Honduras ganó, luego en San Salvador, donde los catrachos obtuvieron la victoria, y como no contaba el marcador global, se jugó el desempate en la Ciudad de México, donde la Selección de El Salvador venció y se clasificó por primera vez a la disputa por la entonces Copa Jules Rimet, donde recordamos que estuvo en el grupo de México y que complementaron Rusia e Italia.
El triunfo de los salvadoreños en el Futbol, fue el detonante de la guerra, la chispa definitiva que encendió aún más los ánimos y se desató el conflicto bélico que afortunadamente no involucró a otros países de la región gracias a la intervención de la OEA y se suscribió un Tratado de Paz en Lima, Perú, para someter sus decisiones diversas incluyendo conflictos limítrofes a la decisión de la Corte Internacional de Justicia, pero acabando con los sueños de la creación de un Mercado Común Centroamericano.
El deporte, siendo por definición una actividad física que conlleva a la recreación, al ejercicio y al sano esparcimiento, con el tiempo, se ha convertido en un espectáculo-negocio, y en el que la afición se ha ido encauzando por senderos que resultan peligrosos para la convivencia armónica.
La semana entrante continuaremos con el tema.