Por: Pablo Piccato
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
El gobierno federal tomó la decisión hace unos días de despedir a cerca de 100 empleados de la Fonoteca y continuar con recortes presupuestales que ya había empezado hace unos años pero que ahora, sin los recursos humanos necesarios, serán catastróficos. Cuando se trata de conservar materiales inestables como los que forman parte de la colección de la Fonoteca en su bóveda, una interrupción de meses o tal vez años en el trabajo cotidiano de las áreas sustantivas de la Fonoteca equivale a dictar su destrucción. Cada día que pasa sin explorar e ingresar soportes sonoros en riesgo, significa una cantidad de materiales que acaban en la basura o, en el mejor de los peores casos, en manos de un anticuario que no sabe cómo conservarlos, ni piensa compartirlos con el público. Para la historia, la memoria y el arte en México, esa pérdida no tiene remedio, son voces que se irán a menos que sostengamos “las antenas insomnes del recuerdo”.