Por Greta Díaz GV
Ilustración: Patricio Betteo
El trabajo doméstico facilita que no se establezca un horario laboral, facilita los abusos para que exista el exceso de trabajo. Así mismo, es muy común que las trabajadoras del hogar tengan bajos sueldos y presenten dificultad de acceso a prestaciones. Eso es parte y consecuencia de la violencia estructural en la que viven; pues la precarización de recursos generalmente lleva a la falta de oportunidades, lo que a su vez implica pocas posibilidades de desarrollarse en el ámbito educativo. Todo esto conlleva a que las personas tengan que trabajar desde temprana edad, y al no tener el los elementos cognitivos para exigir un trato justo, muchas veces aceptan condiciones laborales que están por debajo de lo establecido por la ley. Algunas otras veces, no tienen otra opción más que aceptar esas condiciones, no por falta de conocimiento, sino porque es la única opción para sobrevivir el día a día.