Al penúltimo mes de 2020, el saldo del crédito vigente otorgado por los bancos a empresas no financieras registró una caída anual nominal de 0.8 por ciento, la primera contracción observada en este agregado de crédito desde abril de 2010, cuando la caída del saldo fue de 0.7 por ciento, mientras que, con lo que respecta al crédito al consumo y a pesar de la ampliación en los días de El Buen Fin, no se logró revertir el deterioro de la cartera como tendencia durante los meses de la pandemia, indicó BBVA.
Con el resultado de noviembre, el área de análisis del banco indicó que se profundiza la tendencia de desaceleración que se ha observado recientemente en los tres segmentos que integran este saldo de crédito, las carteras de crédito al consumo y a empresas con variaciones anuales negativas, y la cartera de crédito a la vivienda con una paulatina pérdida de dinamismo.
En el penúltimo mes del año el crédito a las empresas siguió perdiendo impulso ante la debilidad de la inversión y el efecto de la contracción económica sobre los ingresos de las empresas, por lo que es poco probable que en un entorno de incertidumbre y recesión las empresas se arriesguen a adquirir compromisos a mediano y largo plazo para financiar nuevos proyectos, indicó BBVA.
“Si bien, estas podrían requerir financiamiento para sufragar los gastos asociados al capital de trabajo, la falta de certidumbre respecto a la continuidad de su flujo de ingresos en el corto y mediano plazo podría estar incentivando mayor cautela tanto para tomar mayor financiamiento como para otorgarlo”.
Por su parte, el ingreso de los hogares ha empezado a reflejar la pérdida de empleos, propiciando tanto una mayor cautela, como una menor capacidad para realizar distintos gastos, que ni con el aumento en los días de El Buen Fin del 9 al 20 de noviembre logró recuperar su dinamismo.
La variación anual nominal del saldo del crédito vigente al consumo fue de una caída de 11.1 por ciento en términos reales. Esta caída fue mayor a la del mes previo y con ella se acumulan siete meses consecutivos de contracción en esta cartera de crédito.
De enero a noviembre, la variación anual promedio fue de una contracción equivalente a 2.3 por ciento, la más baja para un periodo similar desde 2010. El crédito otorgado a través de tarjetas mostró una caída real de 11.3 por ciento, mientras que el crédito destinado a bienes duraderos y automotriz también estuvieron a la baja en 1 por ciento.
Finalmente, el ritmo de crecimiento del crédito a la vivienda aún mantiene una variación anual positiva; sin embargo, a medida que el efecto de un menor empleo se refleje en la caída de la base potencial de clientes, es de esperarse que el saldo vigente del crédito hipotecario muestre una desaceleración más marcada, explicó BBVA México.
Por lo anterior, aseguró que de aplazarse la recuperación en la generación de empleos formales y actividad económica (de forma tal que puedan restaurarse los flujos de ingresos de hogares y empresas a niveles previos de la pandemia), es de esperarse que la contracción en los distintos segmentos de crédito sea más profunda y prolongada que lo observado hasta el momento y que la calidad de la cartera se vea afectada por el incremento en los impagos.
srgs