Que Latinoamérica sea en sí misma un Great Place to Work es posible. El único factor relevante es el compromiso que, tanto líderes como colaboradores, asuman para generar un ambiente de confianza que construya excelentes lugares de trabajo.
Las empresas que proveen a las personas de buenas condiciones laborales –siendo tratados con respeto, teniendo oportunidades para aprender y crecer, trabajando en un ambiente justo e imparcial- sí existen y cada vez son más.
Este 2016, en Riviera Maya, hemos reunido a las 100 mejores que son la muestra de que la visión de Great Place to Work de transformar a cada país en un gran lugar de trabajo, se está cumpliendo. Estas son organizaciones donde la gente experimenta un liderazgo íntegro, congruente, encuentran respeto a su dignidad, a la diversidad, a la equidad y, además, oportunidades para vivir en balance, lo que también impacta en beneficio de sus familias y comunidades.
Cuatro pasos hacia delante
Este journey apenas empieza a recorrerse, pero ¿qué es lo que se necesita para que más organizaciones provean de buenos trabajos y experiencias para los colaboradores? ¿Qué se puede hacer para que el tono de nuestras conversaciones cambie de tal manera que las expectativas de encontrar un buen trabajo sean la norma y no la excepción?
En primer lugar la gente necesita exigir las mejores condiciones para desarrollar el talento, es decir, los ciudadanos deben incorporar como variable a considerar dentro de la búsqueda de empleo, que sean organizaciones alineadas a sus valores, a sus expectativas como empleado, a lo que esperan que una empresa haga por él/ella, por su comunidad y por el país.
Segundo, se debe comprender que un buen trabajo es “un trabajo” no un juego. Aunque ciertamente es tan disfrutable que resulta divertido. Un buen trabajo proporciona un sentido de satisfacción y requiere de tiempo y esfuerzo, pero también es aprendizaje, desarrollo, retos y logros.
En tercer lugar, los líderes necesitan entender que el crear un ambiente de trabajo positivo trae recompensas tanto personales como profesionales. Y para ser un líder exitoso en un gran lugar para trabajar se requiere tanto de conocimiento técnico y académico, como de experiencia práctica, habilidades y lecciones de vida.
Finalmente, crear un ambiente que apoye al buen trabajo no es una actividad soft. La habilidad de liderazgo requiere de visión de altura a partir de la atención, paciencia, perseverancia, riesgo y determinación.
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El cambio debe suceder ahora
¿Y por qué un líder debe preocuparse por crear un gran lugar para trabajar? Aunque la satisfacción personal como jefe puede ser un fuerte motor, en el mundo de los negocios hay que pensar en la razón objetiva, un porqué que justifique la inversión en el capital humano que gestionamos. Esa respuesta es fácil: un gran lugar para trabajar logra obtener lo mejor de cada persona en beneficio de la organización.
Un colaborador motivado es alguien que podrá proponer las mejores ideas, dará su máximo esfuerzo para lograr una meta, tendrá ánimos para cumplir con su deber y más. ¿Quién no quiere rodearse de un equipo de talento que se sienta empoderado para brillar?
Como persona yo no abandonaría un lugar de trabajo así; mucho menos como líder. Es por eso que vemos que las mejores empresas para trabajar tienen índices de rotación más bajos y mayor productividad.
Virar la dirección tal vez no es sencillo, pero es un proceso que se puede iniciar hoy mismo. Al final es un cambio que se sentirá en la organización y que podrá impactar a largo plazo, en la sociedad.
La voz de millones de colaboradores no miente. Este año, el espíritu de compañerismo y de respeto que los hacía sentirse orgullosos de lo que hacían fue muy alto entre las 100 mejores empresas con operaciones en Latinoamérica. Seguramente esos 2 millones y medio de personas están cambiando a su empresa desde el interior y, al exterior, están impactando positivamente a sus comunidades.
¡Eso es lo real para ser un Great Place to Work!