El panorama de inversión en México evoluciona y las transacciones multi-jurisdiccionales aumentan; esto resulta en que las empresas requieran asesoría en derecho y geografía. White & Case México trabaja con clientes en varios sectores, uno de ellos construcción e infraestructura y financiamiento de proyectos. En materia de infraestructura participa en varios de los grandes proyectos del país, dice Iker Arriola, su socio ejecutivo.
¿Qué retos observan este año y de cara al 2017? ¿Qué estrategia recomiendan para enfrentarlos?
El sector infraestructura ofrece muchas oportunidades de crecimiento no solo para el país, sino también a empresas que buscan invertir en el mismo. Sin duda, el panorama mundial de inestabilidad en los mercados es uno de los factores determinantes, aunado a los recortes de inversión pública.
Existen diversas posibilidades que pueden impulsar al sector, tales como las alianzas público-privadas y la creciente posibilidad de financiamiento a través de mercados de capital. Pero en cualquier caso, más allá de temas presupuestales o esquemas de inversión, el gran reto sigue siendo la limitada capacidad de gestión y ejecución de los gobiernos federal y estatales, para llevar a cabo los proyectos.
¿Cómo cambió el panorama de la infraestructura en México tras los recortes del PNI y los nuevos anunciados por Hacienda?
Aunque el Programa Nacional de Infraestructura (PNI) 2014-2018 del Ejecutivo Federal, que involucra proyectos en seis sectores estratégicos -comunicaciones y transportes; energía; hidráulico; salud; desarrollo urbano y vivienda, y turismo-, ha sufrido recortes en los últimos meses que han provocado su retraso hacia la primera mitad de 2018, también presenta una oportunidad de crecimiento para el país.
Ello es posible a través de la introducción de nuevos instrumentos financieros como el Fideicomiso de Inversión en Energía e Infraestructura (FIBRA E) y los Certificados de Proyectos de Inversión.
Dentro de lo que es infraestructura, ¿qué subsector les parece tiene el mayor potencial a corto y mediano plazo? ¿Por qué?
Aún hay mucho por desarrollar en áreas como comunicaciones y transportes o salud, sin embargo, el sector energético es el que ha tenido mayor actividad, tanto en la parte de gas y petróleo y sus derivados, como en la parte eléctrica. Tal como se planteó desde un principio en el Plan Nacional de Infraestructura (PNI), el sector energético concentra 50.2% del presupuesto y el mayor número de obras, pues cuenta con 262 de los 743 proyectos contemplados.
En comparación con otros países, ¿cómo se compara el sector infraestructura mexicano?
De acuerdo con el estudio de Competitividad Global 2015-2016 del Foro Económico Mundial, México corresponde a la segunda economía más grande de América Latina y ocupa el lugar 57 de 140 países en competitividad, así como el 59 en el sector de infraestructura, en este último muy por debajo de Panamá y Chile.
Como país, México tiene características en términos económicos, geográficos, logísticos y demográficos que, aunado a la entrada en vigor de la reforma energética, son relevantes para atraer inversión por sobre otros. Tan solo ser parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) lo coloca en un lugar estratégico para la fabricación y distribución de mercancías, lo que le ha permitido destacar en industrias como la automotriz.
Sin embargo, el principal reto radica en estimular el crecimiento y la competitividad económica, para lo cual debe tener una visión a futuro y una “ruta de viaje” integral y estratégica.
Corea del Sur, por ejemplo, se ha convertido en menos de 50 años en uno de los países de mayor relevancia en el mundo gracias a la política de “economía creativa” que implementó al final de la Segunda Guerra Mundial, y la cual se basa en una fuerte inversión en educación. Esto le ha valido estar entre los países con mayor avance tecnológico y un sólido crecimiento en infraestructura al colocarse, en este último rubro, en el lugar 13 del estudio de Competitividad Global 2015-2016 del Foro Económico Mundial.