La moderada actividad del sector automotriz, los retrocesos en la edificación y la contracción que aún existe en algunos componentes estratégicos del sector energético, así como el indicador de actividad económica publicado este martes por Inegi, confirma que la economía mexicana entró en una fase pronunciada de desaceleración.
De acuerdo con el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), la economía mexicana alcanzará el nivel del PIB que tenía al inicio del 2019 en la segunda mitad del 2023.
El crecimiento del 2021 se encontrará más cercano al 5 por ciento que al 6 por ciento estimado meses atrás en algunos análisis.
“Si bien la construcción de infraestructura y de las manufacturas en general mantienen un mejor dinamismo, esto no alcanza a compensar lo que ocurre en los sectores de servicios, energético, automotriz y comercio”.
IDIC señaló que bajo este contexto habrá que sumar un entorno de presión inflacionaria, avance del covid-19, discrepancia en las reglas de origen suscritas en el T-MEC y el incremento previsible en las tasas de interés.
En opinión del IDIC, es necesario contar con un programa económico contingente de tesitura industrial y enfocado al desarrollo social que permita potenciar a los sectores productivos internos que tienen la capacidad de atenuar la desaceleración que ya se observa.
El cual debe contemplar que los nuevos proyectos de infraestructura tengan un contenido nacional y en donde se involucre una mayor participación de empresas establecidas en México.
La banca de desarrollo por su parte podría impulsar a los sectores estratégicos que tienen la capacidad de competir tanto en el mercado interno como en los mercados internacionales, y que al mismo tiempo sean garantes de generación de empleo e incremento en la inversión productiva.
Los analistas de IDIC mencionaron que se debe garantizar la eliminación del comercio desleal, a fin de evitar mayor desajuste en las cadenas productivas mexicanas.