La inflación anual de México aceleró su ritmo hasta julio aunque a una tasa inferior a la que esperaba el mercado, lo cual reduce la presión al Banco de México para que defina la política monetaria en su reunión de esta semana, luego que en junio subió agresivamente su tasa de interés de referencia.
En julio pasado, el índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró un incremento de 0.26 por ciento, con respecto al mes previo; con ello, alcanzó una tasa de inflación anual de 2.65 por ciento, nivel inferior al 2.74 por ciento estimado por expertos del mercado.
De acuerdo con el reporte publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el alza de los precios se derivó, principalmente, de las alzas observadas en la gasolina, el servicio de transporte público y los paquetes turísticos, lo que estuvo contrarrestado por descensos observados en la telefonía móvil, pollo, tomate verde, huevo, entre otros.
Al interior del INPC, el índice de precios subyacente –que excluye el precio de bienes y servicios más volátiles, como agropecuarios y energéticos- presentó en julio un avance de 0.17 por ciento mensual y una tasa anual de 2.97 por ciento. Dentro del componente subyacente, el índice de las mercancías alcanzó una tasa anual de 3.71 por ciento y el de los servicios de 2.36.
El peso mexicano acumula en el año una caída del 7.0 por ciento frente al dólar, lo que mantiene alerta al Banco de México ante un eventual traspaso de esta debilidad a los precios de la economía, un fenómeno que hasta el momento ha sido moderado.
MCM