Saludos desde Washington, donde su intrépida reportera comercial está encantada de haber regresado de una breve visita a Reino Unido. Las colas en Dulles eran, como siempre, desgarradoramente largas, pero parecían moverse con más rapidez que de costumbre. Tal vez los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos percibieron la alegría de los británicos y de otros europeos por poder volver a viajar con libertad y nos dejaron pasar con un interrogatorio menor al habitual.
Hablando de fronteras, nuestra nota de hoy se centra en las fricciones comerciales con Canadá y México, que presentimos que están a punto de intensificarse.
Subsidios amargan relaciones
Ya hemos escrito antes sobre las continuas disputas entre Estados Unidos y Canadá en materia de comercio. A pesar de una nueva era de intento de cooperación por parte de Joe Biden, ha habido tensiones sobre productos como queso, madera y paneles solares.
Con México también ha habido algunas dificultades sobre las reformas energéticas y algunas fricciones sobre la aplicación por parte del país latinoamericano de las disposiciones laborales del acuerdo comercial T-MEC.
Ahora se gesta una nueva pelea comercial, en la que Canadá y México están unidos en su oposición a EU, y se trata de los planes de Biden para incentivar la fabricación de vehículos eléctricos.
En las nuevas propuestas, que son en parte política industrial y en parte esfuerzos para que EU sea más verde y el clima más limpio, Biden estableció nuevos créditos fiscales con el objetivo de ayudar a la gente a pagar vehículos eléctricos. Durante los primeros cinco años de vigencia de la ley, los compradores de coches eléctricos recibirán 7 mil 500 dólares de crédito, sin importar el lugar de producción del vehículo. Pero durante los cinco años siguientes, el crédito solo se aplicará a los coches fabricados en EU. Además, hay 500 dólares de crédito fiscal disponibles para cualquier auto con una batería hecha en EU, y otros 4 mil 500 dólares si se fabrica en una planta con sindicato.
No es de extrañar que Canadá no esté muy deslumbrado con esto, ni tampoco México. Ambos consideran que la medida propuesta es, en efecto, una versión más del sentimiento Buy American (Comprar estadunidense) de Biden, pero esta vez aplicada a la cadena de suministro automotriz norteamericana. La ministra de Comercio canadiense, Mary Ng, argumenta que animará a las compañías automotrices a construir nuevas plantas de baterías para vehículos eléctricos en EU, en lugar de en Canadá. Ng ha llegado a escribir a senadores y funcionarios estadunidenses de alto nivel para quejarse de que los créditos fiscales pueden “socavar décadas” de colaboración automotriz entre Canadá y EU, provocar la pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo canadienses y causar un daño adicional a los trabajadores estadunidenses.
Por su parte, el ministro canadiense de Innovación e Industria, François-Philippe Champagne, afirmó el jueves pasado que Canadá responderá “de forma correspondiente” a los créditos, lo que nos suena a ominoso. “Entienden que una legislación así generará una respuesta por parte de Canadá”, dijo Champagne en una entrevista con Reuters. “Siempre hemos respondido de forma correspondiente a este tipo de legislación”. Por su parte, el máximo responsable comercial de México para América del Norte, Roberto Velasco Álvarez, también dijo que está “muy preocupado” por el impacto que tendrán las propuestas en el sector automotor mexicano.
Esto pone a Biden en una situación delicada. La cadena de suministro norteamericana de automóviles es famosa por su integración. Esto no se detiene cuando se vuelve verde. Canadá cuenta con una gran cantidad de minerales necesarios para fabricar baterías para vehículos eléctricos, como litio, grafito y cobalto, lo que supone una fuente útil de minerales que se importan a EU desde países que no son China (o el Congo, donde se sabe que se utiliza mano de obra infantil). Es poco probable que EU pueda ser autosuficiente en lo que respecta a los minerales necesarios para los vehículos eléctricos, y Canadá se va a convertir en un proveedor cada vez más importante. No será prudente entablar una relación demasiado adversa con Ottawa sobre la fabricación de vehículos eléctricos (o sobre el comercio de automóviles en general).
Por otro lado, estos créditos fiscales son un elemento central de la nueva política industrial ecológica de Biden, y no va a poder renunciar a ellos. Además, encajan en la retórica de proporcionar puestos de trabajo estadunidenses a los trabajadores de EU. Como señala Ted Alden, del Consejo de Relaciones Exteriores: “Si puedes ir a los estados bisagra del Medio Oeste y decir: ‘vean, la transición a los vehículos eléctricos les está proporcionando de nuevo grandes puestos de trabajo en fábricas’, eso es algo importante desde el punto de vista político”.
¿Y ahora qué? Canadá y México pueden plantear una disputa bajo los mecanismos del T-MEC, pero es difícil ver cuál es la solución que deje contento a todos, a menos que se elimine la parte de que los coches deben fabricarse en EU y se cambie por “en Norteamérica”. Sospechamos que este puede ser otro divertido problema comercial para que la representante comercial Katherine Tai intente arreglarlo sin desequilibrar la ecuación política. Estaremos atentos.
Charted Waters
Martin Wolf, nuestro comentarista principal de economía, escribió en su última columna sobre cómo el brexit —concretamente la amenaza de Londres de repudiar su acuerdo con la Unión Europea— corre el riesgo de dañar la relación comercial de Reino Unido con países más allá de las costas europeas.
Sin embargo, en Charted Waters de hoy nos enfocamos en las pruebas de cómo ha afectado a la relación con su mayor socio comercial, la Unión Europea.
Las exportaciones de Reino Unido a la Unión Europea fueron casi 10 por ciento más bajas en los últimos tres meses que en el cuarto trimestre de 2020. Hay menos pruebas de que la separación de la Unión Europea esté afectando a las relaciones con el resto del mundo, con las exportaciones de bienes más o menos al mismo nivel ahora que a finales del año pasado.