Negocios

Construcción de un mundo posneoliberal

Opinión. Economistas, políticos, historiadores y especialistas aseguran que el libre mercado lleva mucho tiempo sin control

La semana pasada estuve tres días en Sausalito, California, en una conferencia patrocinada por la Hewlett Foundation, que se ha convertido en una especie de Mont Pelerin Society para las personas que quieren superar el neoliberalismo, definido en términos generales como el enfoque de la economía política de “el mercado sabe más, que el gobierno no estorbe”. Ya en la década de 1930, los intereses filantrópicos desempeñaron un papel clave en el apoyo a las ideas y pensadores que construirían el mundo neoliberal y, en última instancia, las instituciones del Consenso de Washington que llegaron a definirlo.

En la actualidad, Hewlett desempeña ese papel a la inversa, apoya a diversos académicos como Mariana Mazzucato, de la UCL; Dani Rodrik y Gordon Hanson, de Harvard; Simon Johnson, del MIT, y Henry Farrell, de Johns Hopkins, así como a grandes grupos de reflexión como el Roosevelt Institute y el Instituto de Mercados Abiertos (ocupo un lugar en la junta directiva de este último) que trabajan en aspectos de un futuro posneoliberal. Este año, decidió reunir a algunos de esos beneficiarios, así como a otros (entre ellos, yo) a esa causa, para celebrar una asamblea posneoliberal.

Muchas personas que han trabajado en la administración de Joe Biden son posneoliberales, como la presidenta de la Comisión Federal de Comercio, Lina Khan; el jefe de la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor, Rohit Chopra; el asesor antimonopolio de la Casa Blanca, Tim Wu; la miembro del Consejo de Asesores Económicos, Heather Boushey, y la economista jefe del Consejo de Seguridad Nacional, Jen Harris, una progresista con una línea en lo referente a China que ayudó a formar a muchos de los economistas y juristas que forman parte del gobierno durante su etapa al frente del programa de economía y sociedad de la Hewlett Foundation.

Algunas de estas personas asistieron, junto con economistas, abogados, filósofos políticos, historiadores, periodistas y otros simpatizantes de la idea de que las fuerzas del libre mercado llevan demasiado tiempo sin control.

Muchos asistentes buscaban un mayor equilibrio entre capital y trabajo. Algunos querían renovar el sistema de comercio mundial y Bretton Woods. Los partidarios de la justicia racial estaban allí, junto con los defensores de la reforma financiera, los economistas basados en el lugar, los nuevos brandeisianos, los viejos izquierdistas, los defensores del Partido de la Familia Trabajadora y muchos otros que creen que nuestro enfoque de la economía política del laissez-faire de los últimos 40 años ya produjo demasiadas externalidades negativas, desde muertes por desesperación hasta una crisis del costo de la vida y una política más extrema.

Uno de los grandes regalos para mí fue tener la oportunidad de entrevistar al asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan. No había pensado en él como posneoliberal (y todavía no estoy segura de que lo sea), pero me impresionó la contundencia con la que describió un sistema quebrado. Citó varios principios fundamentales de la administración Biden que encajan con el espíritu posneoliberal: en primer lugar, la noción de que el sistema de mercado no siempre produce los mejores resultados, sobre todo cuando se trata de bienes públicos como salud, educación e infraestructura.

Dejó claro que el aumento del comercio no tuvo como resultado una mayor libertad a escala mundial (en referencia a la creencia errónea de que China y otras sociedades al mando del Estado serán más libres a medida que se vuelvan más ricas). Como dijo el profesor de Berkeley David Grewal, también presente, “la gran conveniencia” de la época de la Guerra Fría, en la que cerrar nuevos acuerdos comerciales con naciones que no pertenecían al bloque soviético se consideraba un éxito de la política exterior, se terminó. El acceso al mercado es un privilegio, no un derecho, y entrar al de consumo se considera cada vez más como una zanahoria y un palo en las relaciones exteriores de EU.

Sullivan también fue más tajante de lo que nunca lo había escuchado al afirmar que EU se compromete a apoyar a los trabajadores estadunidenses en cualquier nuevo acuerdo comercial. Le pregunté por la necesidad de crear un nuevo bloque comercial en la región Indo-Pacífico, y si eso significa que tendremos que llegar a acuerdos con países que, por ejemplo, encarcelan a las personas que tratan de formar un sindicato o que llevan el trabajo de servicio administrativo de EU a una carrera hacia el abismo. Dejó bastante claro que si no se pueden preservar las normas laborales, no se cerrarán nuevos acuerdos comerciales.

Otra cosa en que Sullivan también insistió es que el PIB por sí solo ya no es un indicador del éxito económico. El objetivo de la administración es crear un crecimiento más inclusivo y sostenible. La declaración de cooperación en torno a las cadenas de suministro de energía limpia y minerales críticos emitida por Biden y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, hace un par de semanas, muestra que los europeos se están relajando respecto a la Ley de Reducción de la Inflación de EU.

Ed, ¿estoy siendo muy optimista? Europa no es otra cosa más que un proyecto neoliberal, ¿este acercamiento entre Washington y Bruselas sobre un futuro posneoliberal será breve o duradero?

Lecturas recomendadas

—Estoy estudiando a fondo el nuevo libro de los académicos del MIT Daron Acemoglu y Simon Johnson, que analiza cómo los ricos han acaparado y controlado la innovación tecnológica durante siglos. Por ahora es fascinante, pero espero que al final haya buenas noticias.

—Comenzó la nueva (y última) temporada de Succession, y que estoy haciendo un maratón.

—En Financial Times, echen un vistazo al preocupante análisis de James Kynge sobre la profundización del eje autoritario entre Rusia y China, así como a un estupendo ensayo de fin de semana sobre por qué los actuales disturbios en Francia subrayan la necesidad de cambiar no solo la edad de jubilación, también la forma de gobierno del país.

Edward Luce responde

Rana, no sé qué pensar de tu descripción de la Unión Europea como “proyecto neoliberal”. La motivación del Tratado de Roma de 1957, que dio lugar a bloque, fue evitar que el continente volviera a la guerra. Eso con el tiempo tuvo como resultado la creación de un mercado único, una obra en desarrollo. La libre circulación de mercancías, capitales, servicios y personas es el corolario lógico y necesario de un proyecto multinacional de integración. Para ser franco, el uso repetido de los términos “neoliberal” y “posneoliberal” me desconcierta. Suenan más a eslóganes que a descriptores útiles.

Dices que el posneoliberalismo dio a lugar a la idea de que “el sistema de mercado no siempre produce los mejores resultados. Economistas han reconocido el fracaso del mercado durante siglos, por eso los Estados europeos tratan la salud, la educación y la infraestructura como bienes públicos. ¿Eso hace que la Unión Europea sea neoliberal o posneoliberal?

Dices que el comercio no condujo a una mayor libertad a escala mundial. Una afirmación de ese tipo nunca estuvo en el centro de la liberalización del comercio, que trataba de elevar el nivel de vida. En las últimas décadas han salido de la pobreza muchas más personas que en ningún otro momento de la historia de la humanidad. Es un logro impresionante. La aversión de la administración Biden a los acuerdos comerciales es una coincidencia desafortunada con el gobierno de Donald Trump. La política fiscal, no el comercio, es el que le falló a EU. En la mayor parte de la Unión Europea, los gobiernos ofrecen redes de seguridad social y oportunidades para que los trabajadores se vuelvan a capacitar que son mucho mejores que las de EU. Como resultado, en la mayoría de los países europeos el comercio es mucho menos el chivo expiatorio de la política que en EU. ¿Esto convierte a la Unión Europea en neoliberal o posneoliberal? No lo sé. No considero que esas etiquetas sean ilustrativas.

Financial Times Limited. Declaimer 2021
Financial Times Limited. Declaimer 2021


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