El aumento de 1.9 por ciento en la gasolina y el diésel, menor al esperado, no afectará las finanzas públicas y representa el primer paso en la liberalización de precios que se dará en 2018, cuando el gobierno federal sacará las manos de la política de precios y del manejo de los combustibles, afirmó la Secretaría de Hacienda.
En entrevista, el subsecretario de Ingresos, Miguel Messmacher, explicó que se optó por un incremento de 1.9 por ciento de una sola vez, en lugar de 3.5 por ciento gradual a lo largo del año, porque se obtendrán los mismos ingresos. Por eso se renunció este año a la facultad del Ejecutivo de hacer ajustes adicionales; un nuevo aumento se tendrá que dar en la discusión del paquete económico de 2016 entre el gobierno y el Congreso, afirmó.
Destacó que con la baja de los precios del petróleo, el costo del subsidio que se estimó para 2015, de 9 mil millones de pesos, pasó a ser un ingreso de 3 mil millones de pesos, que se compara favorablemente con lo que se gastaba en años anteriores para subsidiar combustibles, por alrededor de 70 mil millones de pesos. El proceso de liberación de precios será gradual y ordenado, afirmó.
¿Por qué Hacienda emite un acuerdo y no un decreto para fijar el precio?
En el contexto de la reforma energética va a cambiar toda la estructura de cómo funcionan los precios de los energéticos. De hecho, este periodo hay que verlo como de transición, de aquí a 2017 van a establecerse precios máximos.
En este periodo de transición ya pasamos de un precio único que se daba por decreto a un precio máximo, para lo cual se emite un acuerdo presidencial dentro de un marco legal distinto, en el que ya no es un precio único, sino máximo, y vamos a empezar a ver variaciones de ese precio máximo.
Eventualmente, en 2018 será la liberación de los precios como parte de un proceso gradual, pues desde 2015 las gasolineras van a poder competir en precios. En 2016 se abrirán desde el punto de vista de franquicias, no ya nada más se van a observar estaciones de Pemex, sino de todo tipo, y en 2017 llegará la apertura del mercado para importar gasolinas provenientes de todos lados, realizadas por cualquier distribuidor.
Hay todo ese cambio en el marco legal constitucional en el mercado de combustibles y por eso ya pasamos de lo que era un decreto único, facultad de la Secretaría de Hacienda, a lo que realmente son acuerdos transitorios durante ese proceso de transición, por lo que nos iremos poco a poco a 2018 a alcanzar precios liberalizados.
¿Por qué se dio marcha atrás al aumento de 3 por ciento?
El incremento de 3 por ciento es algo que estaba previsto (de hecho era de alrededor de 3.5). Como se sabe, el rango de inflación pronosticado para 2015 se ubica entre 3 y 4 por ciento, eso hubiera implicado un incremento de alrededor de 3.5. Como es el primer año de transición, vimos que con una recaudación de un incremento de precios de 1.9 por ciento al inicio del año, básicamente logramos el mismo tipo de captación que hubiéramos tenido con un incremento gradual de 3.5 por ciento hacia finales de año.
En ese sentido, ese es un beneficio que vamos a tener en el primer año de transición; vamos a tener la misma recaudación con un incremento de 1.9 por ciento y de una sola vez.
¿De cuánto iban a ser los ingresos por gasolinas?
Básicamente es el mismo valor en el promedio para las ventas de combustibles que está pronosticando Pemex; no es recaudación, sino ventas de combustibles.
¿No se afectan las finanzas públicas por el aumento de solo 1.9 por ciento?
Es correcto, porque el aumento de 1.9 por ciento te da un nivel de ventas similar al de uno de 3.5 gradual a lo largo del año; tendrías el mismo monto de ventas ya fuera que tuvieras un incremento gradual que llegara a 3 por ciento en diciembre de 2015 que teniendo uno de una vez por todas, pero más chico al inicio de año.
¿Por qué se renuncia a la facultad de los ajustes?
Porque el monto de ingresos aprobados en la ley respectiva, vinculado a las ventas de Pemex, ya está establecido, ya será consistente con este incremento que observamos.
La cláusula sobre la posibilidad de ajustes ante la volatilidad de los precios internacionales (publicada el jueves 1 de enero) hay que verla como una que se va aplicar de un año fiscal a otro, no tanto a lo largo del año fiscal, y en ese sentido durante 2015 ya no tendremos algún ajuste adicional en los precios.
Esa fue siempre la intención, como lo anunciamos, que fuera solo ese incremento al inicio del año, y en ese sentido el próximo ajuste se va a ver hasta 2016, por lo que en ese año se tendrá que hacer un análisis tanto por el gobierno como por el Congreso en términos de cuánto es el incremento si acaso corresponde realizarlo en los precios máximos.
Habrá que considerar la inflación y el monto de los precios internacionales observados y esperados, pero en 2015 no se van a ver cambios adicionales en el precio de las gasolinas y el diesel, por lo que se dará una discusión del paquete económico de 2016 y en ese contexto la facultad del Ejecutivo de considerar la inflación esperada y los precios internacionales.
La volatilidad es una variable que no está en manos del gobierno…
Ya se aprobó el presupuesto 2015, la Ley de Ingresos y un valor esperado para las ventas de combustibles de Pemex, y en ese sentido eso ya está determinado.
En ese contexto no anticipamos que aún cuando observemos volatilidad tengamos que hacer ajustes adicionales a los precios; ya no se van a mover, será en la discusión de 2016. Es un cambio de mentalidad que tenemos que interiorizar, de que ya no habrá precios únicos, sino máximos.
¿Tampoco en los criterios preliminares que se entregan en abril?
Lo que estará sucediendo son cambios de supuestos macroeconómicos, de estimaciones de ingresos, pero no cambiaremos los precios de los combustibles.
¿Aun con crisis de petroprecios?
Hay que recordar que tenemos la cobertura que garantiza los ingresos, y aun cuando observemos precios menores, no será necesario ajustar las finanzas públicas.
Con esa decisión se cuestionó el papel preponderante de Hacienda en el manejo de la política de precios, como se ve en Venezuela…
La política que ha seguido la Secretaría de Hacienda no fue orientada a tener subsidios grandes, sino de suavización de precios, que en general se veían movimientos más graduales de los observados en el mundo, pues la idea era que nunca se dieran diferencias permanentes entre los precios domésticos y los internacionales.
Como se sabe, esa política de suavización de precios tenía 20 años de vigencia. En segunda instancia vale la pena notar que estamos en una política de transición en la que ya dimos el primer paso hacia mercados liberalizados, por lo que realmente en 2015 arrancamos con este esquema de precios máximos.
Ya no tenemos un precio único en el país y vamos a observar que en la medida en que se dé la competencia en las diferentes etapas de transporte de servicios podremos observar precios por debajo de los máximos.
Es una primera etapa del proceso de liberalización de precios que permitirá competencia donde antes todos tenían que vender al mismo precio; el próximo año se abrirá el mercado, será un proceso gradual y ordenado, pues la idea es que en 2018 ya tengamos un mercado liberalizado.
¿Hasta ese entonces Hacienda sacará las manos del manejo de la política de precios?
Bueno, el gobierno va a sacar las manos… en ese sentido la idea es que ya para 2018 tengamos plena competencia en el sector de combustibles y en el Ejecutivo ya no intervenga en la fijación de precios.
¿Cómo va a quedar el subsidio?
En el presupuesto que se manda a la Cámara de Diputados era ligeramente negativo, de 9 mil millones de pesos, y con la revisión a la baja del precio del petróleo ese pasa de ser negativo a positivo, de alrededor de 3 mil millones de pesos. Hablamos de montos muy chicos, porque en años anteriores era de 70 mil millones de pesos, y ahora se prevé que esté en alrededor de cero con los precios con que se armó el presupuesto.