A raíz de la pandemia, las empresas afectadas por la baja en sus ventas comenzaron a replantear su inversión en movilidad; aquellas que incorporan flotillas de autos en su logística hicieron a un lado el arraigo a la propiedad y apostaron por el arrendamiento de vehículos, también llamado leasing, para capitalizarse.
“(Adquirir) un vehículo es una inversión fuerte, ni imaginar en una flota la cantidad de dinero que se necesitaría y que podrían haber destinado para impulsar su negocio. A raíz de esto hubo análisis de compra y arrendamiento para ver los beneficios fiscales”, refirió en MILENIO Foros Edgar Torres, director comercial de LeasePlan.
“Las decisiones (de inversión) se toman ya considerando muchísimos más escenarios que solo las características de un vehículo o precio”, abundó Torres.
En el foro “Tendencias de Movilidad en México”, expertos coincidieron en que la necesidad de reducir la huella de carbono y el desabasto de unidades automotrices derivado del trastocamiento de las cadenas globales de suministro han colocado al leasing de autos híbridos como una inversión viable para empresas, en parte porque, a pesar del doble No Circula, pueden seguir operando.
Además, la revolución en términos de movilidad también fue impulsada por el homeoffice, que orilló a las empresas a optimizar sus recursos y a alternar las horas de trabajo presencial con el hecho desde casa, remarcó Karina Colín, facilities and fleet manager en GSK.
Ahora, el reto a vencer con el interés acelerado por las nuevas tecnologías automotrices demanda una infraestructura nacional que aún no se implementa en el país.
