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Osman, el niño afgano refugiado al que España abrió sus puertas

La historia de este pequeño, con parálisis cerebral, que huyó con su familia en una balsa de los talibanes, hasta llegar al campo griego de Idomeni, ha conmovido al mundo con su sonrisa casi permanente.

El pequeño Osman tiene siete años y pesa apenas ocho kilos. Sufre parálisis cerebral. Es un niño afgano que, hace casi dos meses, acompañado de su familia huyeron en una maltrecha balsa desde su país al campo de refugiados griego de Idomeni para no ser víctima de los talibanes.

Osman muy pronto se hizo querer por esa sonrisa casi permanente pese a las condiciones extremas en el campo, que a veces es lo más parecido a un potrero por las intensas lluvias. En el lugar hay miles de refugiados, sobre todo sirios y afganos, que huyen de la guerra y del terrorismo.

Todos duermen en tiendas de campaña que cuando llueve se inundan, pero las ONG no pueden hacer más. Les proporcionan ropa, comida, cartones que sirven como cobijas y colchonetas. Entre esos cientos de niños las ONG que auxilian en el lugar coincidieron en que el pequeño Osman moriría pronto si no se le suministraba la atención médica requerida.

Desde los casi dos meses que pasó en Idomeni, el niño perdió casi 4 kilos. No se alimentaba, hasta ahora, como cualquier niño. Su enfermedad le impide comer cosas sólidas, por eso sus únicos alimentos eran lecha con cereales molidos y agua, es decir, la alimentación de un bebé. Jamás ha probado, por ejemplo, la carne.

Dos voluntarios de la ONG Bomberos en Acción conocieron a la familia de Osman en el campo de refugiados griego y, cuando volvieron a España, contaron la historia del pequeño. Sufre espasticidad, una enfermedad que afecta al sistema nervioso y hace que algunos músculos estén contraídos de forma permanente. Tiene crisis constantes, problemas respiratorios y desnutrición.

A partir de ese momento, España conoció al niño y fue dicha ONG la que se puso manos a la obra para salvar la vida al pequeño Osman al solicitar la ayuda de todos a través de chance.org, que reunió 170 mil firmas pidiendo al gobierno español asilo para Osman junto a sus dos hermanos: Jamil, de 9 años, y Monir, de 8, y sus padres: Ata Mohammad y Palwasha.

La reacción del Ministerio de Exteriores fue prácticamente inmediata. “Estaremos todos volcados en traer a Osman y su familia a España”, se comprometía hace una semana el ministro de Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo.

El pequeño Osman ya está en España. Desde el aeropuerto madrileño de Barajas fue trasladado inmediatamente a Valencia. Ingresó directamente en el Hospital La Fe de Valencia, en lugar de pasar su primera noche en el Centro de Atención al Refugiado (CAR) de Mislata como en un principio estaba previsto.

La atención sanitaria de Osman está coordinada por la Unidad del Niño Internacional del Hospital, una unidad especializada en la atención de niños adoptados, en acogida y migrantes. Además de la atención a Osman también se realizará una valoración del estado de salud general de sus hermanos y de sus padres.

La familia pasará unos meses en el CAR de Mislata, donde se les facilitará su integración. Allí aprenderán español, se les ofrecerán clases de informática básica y los padres podrán también realizar cursos de formación ocupacional u homologar títulos.

También se les acompañará para hacer todos los trámites administrativos necesarios, como la inscripción en el padrón, la solicitud de la tarjeta sanitaria o la matriculación de los niños en el colegio. Más adelante está previsto que se les acoja en una vivienda de propiedad pública en la localidad alicantina de Elx (Elche).

El delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Juan Carlos Moragues, explicó que la llegada de Osman fue posible gracias a la tramitación de unos “salvoconductos especiales” expedidos por el Ministerio de Exteriores, ya que el padre era el único que tenía pasaporte, y que normalmente el procedimiento de asilo se debe solicitar en el primer país de la Unión Europea al que llegan los refugiados, en su caso Grecia.

Como excepción, además, la secretaría general de Inmigración del Gobierno inició la solicitud de protección internacional de asilo para Osman y su familia. Pero lejos de España, en otros campos de refugiados hay aún miles de niños que tal vez no requieran las urgentes atenciones médicas del pequeño Osman, pero si al menos los alimentos básicos y un lugar caliente para poder dormir.

Todo mientras los países que integran la Unión Europea se pelean por recibir la menor cantidad de refugiados y hasta han creado multas de 250 mil euros por acoger a un refugiado.

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