Internacional

Comunistas, narcoterroristad y dictadores: Cumbre de EU revive problemas de antaño

Venezuela, Nicaragua y Cuba cuentan con impedimentos que no hacen viable su asistencia a Los Ángeles, California, el próximo mes.

Comunistas, narcoterroristas y dictadores es como han sido llamados los presidente de Nicaragua, Venezuela y Cuba por el gobierno de Estados Unidos, el cual además los ha investigado con toda la fuerza de su aparato de inteligencia y justicia, lo que no hace viable su asistencia a la cumbre que se realizará en Los Ángeles el próximo mes.

Para algunos como Daniel Ortega y Miguel Díaz Canel, la animadversión del gobierno norteamericano empezó entre 1960 y 1980, cuando ambos participaron en las guerrillas de Nicaragua y Cuba, lo que los hizo blanco del espionaje de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).


Mientras que para Nicolás Maduro se oficializó el rechazo luego de que el Departamento de Justicia lo acusara en el año 2020 de “narcoterrorista” e incluso ofreció una recompensa de 15 millones de dólares para quienes aportaran información de su captura. De hecho el cartel continúa vigente y quien colabore podrá llevarse una bolsa millonaria.

Este problema diplomático ha cobrado vigencia luego de que desde Estados Unidos aseguraron que era improbable que se invitara a estos mandatarios a la próxima Cumbre de las Américas, que se realizará en Los Ángeles y donde se discutirán temas relacionados con la defensa de la democracia.


Ante esto, el presidente Ándres Manuel López Obrador declaró que de excluir a los presidentes se enviará una comitiva, sin embargo él, no estará presente en el evento.

“Estamos persuadiendo que debemos ir todos”, dijo.

La presencia de Maduro involucraría que Estados Unidos hiciera una excepción a su política de seguridad nacional y evitara detenerlo a él y sus colaboradores. Y es que el presidente de Venezuela actualmente está acusado en tres fiscalías de distrito: en Florida, Nueva York y Washington, de cargos relacionados por narcoterrorismo y corrupción.


Un “narcoterrorista” en Miraflores

En marzo de 2020 el Departamento de Justicia estadunidense presentó una acusación ampliada en contra de Nicolás Maduro y otros funcionarios venezolanos: los acusó de formar parte de una conspiración narcoterrorista impulsada por el Cártel de los Soles y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En las acusaciones de tres Cortes de Distrito Federal, se revela que el presidente venezolano —durante más de 20 años— conspiró con la guerrilla, provocando la entrada de toneladas de cocaína y “devastando las comunidades estadunidenses”.


El Departamento de Justicia afirmó que Maduro y sus funcionarios de alto nivel formaron el Cártel de los Soles: según ellos, el nombre de la organización se refiere a las insignias del sol colocadas en los uniformes de los oficiales militares venezolanos de alto rango.

Desde 1999, habrían dado protección política y militar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, negociaban cargamentos de cocaína, acordaron su traslado por Centroamérica e incluso proveían de armas de grado militar.

Según el expediente del Cártel de los Soles, mientras las FARC pretendían negociar la paz con el gobierno colombiano, sus líderes también acordaron con el cártel trasladar operaciones a Venezuela.

A partir de ahí, las FARC y la gente de Maduro enviaron cocaína procesada desde Venezuela a Estados Unidos.

Actualmente el Departamento de Justicia tiene colocado en su página de internet un cartel llamado “el régimen corrupto de Venezuela”, en donde aparece el presidente con su banda presidencial y su uniforme de gala; y abajo, la recompensa millonaria.

También mantienen un mapa del tráfico desde Venezuela hasta Estados Unidos que pasaría cerca de las costas de Nicaragua.

Aunque para Estados Unidos el plan de Maduro trasciende al narcotráfico y es aún más macabro: “El Cártel de los Soles buscaba no solo enriquecer a sus miembros y aumentar su poder, sino también inundar los Estados Unidos con cocaína e infligir los efectos nocivos y adictivos de la droga a los usuarios en los Estados Unidos”.


Ortega y la CIA

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, tampoco goza del libre tránsito para ir a Estados Unidos, pues el 26 de noviembre de 2021, el presidente Joe Biden firmó un decreto donde le prohibió la entrada al presidente nicaragüense, a su esposa y vicepresidenta de ese país, Rosario Murillo, así como a otros funcionarios.

El motivo: realizar acciones que menoscabaron la democracia en su país, haber reprimido y encarcelado a opositores, activistas, miembros de organizaciones de la sociedad civil y periodistas, en el marco de las elecciones del 7 de noviembre pasado.

Pero estos hechos solo son los más recientes, pues con Ortega existe un contexto que va más allá de su gobierno actual: El Archivo Nacional de Seguridad en Estados Unidos ha desclasificado una serie de documentos que revelan que la cúspide de la animadversión fue en la década de 1980.


La historia de Ortega y Estados Unidos se conoció en 1986, cuando el presidente Ronald Regan admitiera que parte de los fondos derivados de acuerdos encubiertos de armas con la República Islámica de Irán habían sido entregados para que los Contras —grupos insurgentes financiados por Estados Unidos— compraran armas en Nicaragua. Hoy se sabe que el plan del gobierno norteamericano era derrotar mediante estas acciones, las cuales incluía apoyar a los Contras, al gobierno nicaragüense surgido de la Revolución Sandinista.

Desde entonces el recién elegido presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, “fue el objetivo principal de varios años de guerra encubierta por parte de Estados Unidos en la década de 1980 como líder del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional”, dice el Archivo Nacional de Seguridad en Estados Unidos.

En ese entonces, el presidente Ronald Regan aseguró que Nicaragua era “un Estado comunista totalitario y no un Gobierno elegido por el pueblo, por lo que sorprende que algunos defiendan aún su legitimidad”.

En los documentos con sellos negros en todas sus hojas con la leyenda “secretos”, y que ahora han sido desclasificados, se puede leer que el 1 de diciembre de 1981, el presidente Reagan autorizó personalmente la guerra paramilitar de la CIA en Nicaragua.

En otro documento, el director central de la CIA admite que no podían derrocar al movimiento Sandinista y aseguran que tienen amplia influencia marxista y que mantenían alianzas con los cubanos y con la unión soviética.

El dictador

Para los funcionarios cubanos no existen impedimentos legales de visitar Estados Unidos, pero sí históricos, y actualmente, diplomáticos. La relación entre Estados Unidos y Cuba no está en un buen momento, pero además ningún presidente cubano ha visitado el país del norte tras la Revolución.

En repetidas ocasiones, Cuba ha exigido a Estados Unidos parar el bloqueo comercial impuesto hace casi 61 años.


El último encuentro entre mandatarios de ambos países ocurrió en 2016, en La Habana, Cuba, y no en Estados Unidos.

El presidente Barack Obama visitó la isla y se reunió con Raúl Castro, como parte de un intento de acercamiento, con el cual se lograron algunos acuerdos, como la reapertura de sus embajadas en los dos países, pero con los años las relaciones han empeorado.

Sobre todo tras la represión contra manifestantes el año pasado en Cuba, que fue fuertemente criticada en Estados Unidos.

En el año 2021 los senadores estadunidenses Marco Rubio y Rick Scott incluso llamaron “títere de la dictadura cubana” a Miguel Díaz Canel, esto luego de que el presidente López Obrador los recibiera en México durante las festividades del Día de la Independencia.

“Por más de seis décadas, los hermanos Castro y ahora Díaz-Canel han oprimido al pueblo de Cuba. El régimen impide que los cubanos elijan a sus líderes democráticamente, sean dueños de propiedades privadas, expresen sus puntos de vista libremente, accedan al Internet y participen en empresas privadas”, expresaron en una carta.

ledz

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Ángel Hernández
  • Ángel Hernández
  • Reportero en Notivox desde hace seis años. Cuento historias sobre crimen organizado, narcotráfico, lavado de dinero, trata de personas y lo que quepa entremedio. Cubrí el juicio a Genaro García Luna y el Menchito; los casos contra El Mayo Zambada, Los Zetas, Rafael Caro Quintero, Naasón Joaquín García, y lo que falta. Estudié periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Laura Sánchez Ley
  • Laura Sánchez Ley
  • Es periodista independiente que escribe sobre archivos y expedientes clasificados. Autora del libro Aburto. Testimonios desde Almoloya, el infierno de hielo (Penguin Random House, 2022).
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