El índice de mortalidad en Ciudad Juárez, en la frontera del país, es de cinco a seis casos cada 24 horas. En esta localidad, más vale alejarse de las malas compañías, aunque para el grueso de la juventud, es común elegir el asueto y el libertinaje, antes de seguir preparándose en la escuela, tener una carrera universitaria o trascender en alguna especialidad deportiva. Este es el caso de David Yudico, que a sus 25 años, representa a la selección mexicana en el Homeless World Cup, una meta lejana hasta hace no mucho en su camino.
Chihuahua es un territorio complejo, una tierra de trabajo, pero igualmente azarosa. Hasta hace unos veranos, David vivió en carne propia el tormento de sentirse perdido entre tanta gente. "Terminé una relación sentimental muy larga, la más extensa que he tenido (siete años), mis papás se separaron y lo más fácil fue caer en el alcohol, en depresión; me llegaron a ofrecer drogas, me perdí", advierte. "Un conocido me platicó del programa de la selección y me motivó para prepararme", confiesa.
"Desde chavitos, todos soñamos con jugar un Mundial, una Copa del Mundo representando a tu país… Eso me dio aliento, me ayudó a salir. Hoy, tengo una pareja con la que tuve a dos hijos, siempre mirando hacia al frente, siempre con la intención de seguir bien. A mí, el sueño me sacó de la pesadilla", dice Yudico, un ejemplo de las muchas historias que ofrece año con año el Homeless World Cup y que ahora, mantiene paso perfecto, para repetir la hazaña de coronarse a nivel mundial. Para él, no hay imposibles.
Abraham Miranda, entrenador del representativo nacional, también tuvo palabras para su cancerbero, a quien siguió de cerca antes de elegirlo como el elemento que le hacía falta en su equipo: “Es un muchacho de condiciones sobresalientes, con una vida compleja que no ha sido sencilla, pero que se ha sabido superar. El plantel, en general, está integrado por chavos como él, que tuvieron en el futbol una segunda oportunidad para reivindicarse”.
¿Cómo llegas hasta acá, cuál fue tu recorrido?
Creo que, como todos, hay un momento en tu vida en el que tocas fondo, en el que llegas a un límite y buscas salidas. Yo las encontré en el futbol, un deporte que desde niño me marcó; un conocido en Chihuahua me ayudó a prepararme físicamente, a someterme con más rigor en entrenamientos para estar en forma. Así llegué al proyecto de Street Soccer, que ayuda a jóvenes en situación de calle que quieren superarse mediante el deporte. Más tarde comenzaron a llegar las visorías y convocatorias.
¿Qué ha sido lo más difícil de todo este proceso?
Supongo que estar lejos de tu gente cercana. En mi caso, tengo esposa y dos hijos, además de mis padres. Todos sabíamos en qué nos enfrascábamos al concentrarnos y venir hasta acá. Somos muchos de otras partes del país, pero con una misma meta: trascender; para ello nos hemos preparado tanto.
¿Qué te dicen en tu entorno sobre representar a México?
Qué me van a decir. Están súper emocionados, muy felices con la posibilidad de que esté aquí, de que juegue un Mundial, porque al final es eso, una Copa del Mundo. Me considero un afortunado, un tipo al que la vida le dio otra oportunidad para mejorar, para corregir errores; así percibo mi actualidad.
En lo futbolístico, ¿cómo ves el panorama de esta selección?
A mí me parece que hicimos una gran preparación, concentramos casi un mes antes del comienzo del Mundial en el Comité Olímpico; trabajamos muy duro. En este torneo, la selección tiene un prestigio, una calidad ya probada y más que una obligación, eso nos motiva, nos ayuda a pensar en positivo y que todo salga como esperamos. Estamos muy ilusionados, con mucha fuerza y buena mentalidad.
¿Cuál es el mayor deseo en el interior del grupo?
No puede ser otro, ser campeones, y más aun por jugar en nuestro país, por tener el apoyo de la afición mexicana en las gradas. Todo el entorno refrenda nuestro compromiso con la causa. Prácticamente, todo el plantel es consciente que el título debe quedarse en casa.
¿Has repasado esa imagen, la de levantar el trofeo?
Muchísimas ocasiones, prácticamente desde que comencé a ir a la selección, hace dos años. Es un sueño. Puede que muchos no le den importancia al torneo, que lo minimicen, pero la realidad es que, para los que participamos en él, los que formamos parte de todo esto, tenemos en juego nuestra vida. Esa imagen la quiero en una foto y sé que es algo posible; sería una bonita recompensa.
¿Cuál consideras que ha sido el mejor aprendizaje hasta ahora?
El recuperar mi vida, que el deporte que amé desde niño me ayudara a salir adelante, me pusiera en un escenario impensable, soñado, que todo esto me trajera hasta aquí. Estoy feliz, de alguna manera ya gané y eso no se puede pagar. Todo esto ha sido increíble y agradezco a Dios y la vida por la experiencia.