Santiago Giménez realizó uno de sus sueños: debutar en Primera con Cruz Azul, un club al que aprendió a querer porque ahí vio a su padre jugar y convertirse en ídolo. La noche soñada no pudo ser redonda porque Tijuana le dio la vuelta a La Máquina, propinándole un trago amargo a la entidad celeste.
Pero para Giménez, el camino que empezó el miércoles, espera que sea uno que lo lleve a consolidarse en el club de sus amores. Con 18 años apenas, le queda una carrera por delante.
"Fue mi sueño de chiquito y estoy muy feliz. También fue un sueño para mi papá y para toda la familia. Siempre voy a trabajar duro. Nunca voy a dejar de trabajar porque es un club al que amo desde chiquito" valoró Giménez a su llegada a la capital del país.
El delantero mexicano compartió lo que habló con su padre, pues el Chaco pudo ser testigo del estreno de su vástago y en las horas previas lo visitó en el hotel de concentración.
"Me recordó todo lo que ya había sufrido, porque hubo un momento en el que podía dejar el futbol. Me dijo que pensara en todo lo que he pasado", comentó.
Santiago, que ha picado piedra para estar en la élite, aceptó que el salto de jugar en divisiones inferiores al máximo escaparate es notable. "Es una intensidad más alta, son más experimentados, pero siempre corriendo y luchando para sacar adelante esto".
Asimismo, el atacante espera que de aquí en adelante pueda convencer con sus condiciones a Pedro Caixinha para que logre tener más minutos con el primer equipo. "Ahora tengo que trabajar para mantenerme y si Dios quiere, seguir luchando. (Caixinha) me dijo al inicio que disfrutara y al final que lo hice bien".
Ahora tocará esperar para ver si el portugués lo mantiene en los trabajos del primer equipo y si vuelve a echar mano de él para el partido de este sábado contra Chivas.