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Singapur: un paraíso en Asia

Tienes que volar alrededor de 20 horas para llegar, pero en el momento en que te bajes del avión verás que cada minuto valió la pena.




Llegar a Changi, el aeropuerto internacional de Singapur, ya es toda una experiencia, por algo en muchos recuentos, aparece como el mejor del mundo. Tiene tiendas de todo tipo, jardines de orquídeas, buena comida, áreas de juegos para niños, pantallas gigantes con asientos cómodos y en solo 20 minutos estás fuera de él con tu maleta y el sello migratorio en tu pasaporte.

Por más hermoso que esté, no viajaste casi un día entero para quedarte en el aeropuerto. Changi es solo la bienvenida que le da Singapur a los visitantes, en donde te deja claro desde el inicio que estás en un país diferente.

El viaje en taxi hacia la zona comercial y turística aquí no es un martirio como en la mayoría de los destinos, pues Singapur es una ciudad sin problemas de tráfico, con una vista hermosa hacia donde voltees y está a solo 25 kilómetros del aeropuerto.

Singapur se ubica en la península Malaya y hace apenas medio siglo obtuvo su independencia de Inglaterra, pero su crecimiento y su economía se han convertido en un ejemplo a seguir para el mundo entero, pues en solo unas décadas se transformó en una de las economías más estables del planeta.

Para el viajero, esto se ha traducido en un lugar seguro, de vanguardia arquitectónica y espectacular en todo sentido, un destino muy distinto al de los colosos turísticos de la zona: Japón, China, Corea del Sur e Indonesia, gracias a una oferta más occidentalizada, donde inmigrantes de toda Asia conviven para darle un sabor más local y sumamente hospitalario.


Más limpio, no se puede

Singapur no es de grandes dimensiones, para recorrerlo todo y apreciar con tiempo todas sus atracciones necesitas, a lo mucho, cuatro días. Un buen punto de partida, además del aeropuerto, es la zona de la bahía, donde se encuentran sus distintivos rascacielos y muchos de los íconos turísticos de Singapur a solo unos cuantos pasos entre ellos.

De lo primero que salta a la vista es el teatro de la ópera Esplanade, theaters on the bay, inaugurado apenas en 2002. Se trata de una joya arquitectónica que muchos comparan con la ópera de Sidney.

Por dentro tiene dos grandes salas, una con un aforo para 2,000 personas y otra sala de conciertos con 1,600 asientos, además de varias estudios pequeños. Por fuera, las dos enormes cúpulas que lo componen tienen más de 7,000 paneles de aluminio para garantizar la máxima iluminación natural al interior.

A tiro de piedra está Merlion Park, la casa del símbolo de Singapur: una fuente de más de ocho metros de alto con cabeza de león y cuerpo de pez posicionada justo bajo los rascacielos de la zona pegada al mar. Mientras el cuerpo es un homenaje al pasado pesquero que distinguió a la isla, la cabeza hace referencia al nombre del país. De hecho, en varios puntos de la ciudad se pueden apreciar réplicas más pequeñas, como la isla Sentosa o en Monte Faber. En todos lados encontrarás recuerdos del Merlion para llevar a casa.

Precisamente Merlion Park tiene una de las mejores vistas de la bahía porque se puede apreciar el hotel Marina Bay Sands, otra joya arquitectónica de Singapur. Este hotel de cinco estrellas está compuesto por tres torres unidas en el piso 57 por una alberca conocida como Infinity Pool, que además cuenta con un bar, un restaurante, jacuzzis y mirador, desde los cuales se tiene una panorámica impresionante de toda la zona.

Cualquiera puede acceder al mirador, pero para poder pasar a la alberca tienes que estar hospedado en el hotel, algo que conviene contemplar en tu viaje. De día es relajante e imponente, pero de noche hay un juego de luces que la hace ver aún más espectacular.

Conectado subterráneamente al hotel está el único casino de la ciudad, con más de 2,300 máquinas y un enorme centro comercial que tiene poco tiempo de haber sido inaugurado y que colocó a Singapur como un destino de compras de lujo.


Afuera, en la explanada, está el museo de ciencias y artes, y el puente Helix, otras espectaculares construcciones. El puente lleva al Singapur Flyer, la noria más grande del mundo con más de 150 metros de altura, donde un recorrido de media hora en sus cápsulas ofrece muchas de las mejores panorámicas de la ciudad.

Hacia espaldas del hotel se encuentra Gardens by the Bay, un espacio con más de 60 hectáreas compuesto por muchos tipos diferentes de jardines que además alberga, entre muchas otras cosas, el jardín nacional de orquídeas, donde hay más de 3,000 diferentes especies y que desde 2015 fue nombrado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

Vale la pena recorrer la zona de la bahía y los jardines de día y también de noche, pues la iluminación artificial ofrece una experiencia muy distinta a la que se tiene a la luz del día.


Para comer o cenar, nada como la zona de restaurantes y bares que se encuentra en Clarke Quay, a solo unos kilómetros de la bahía. Ahí puedes probar la comida típica de la zona, especializada en enormes mariscos frescos, y visitar los mejores bares de la ciudad con vista al río.

Visitar Singapur es una experiencia aparte por la cantidad de atractivos que tiene, además de tratarse de una ciudad sumamente segura y limpia, una serie de combinaciones que no se da en todos los destinos y que cambiará tu punto de vista viajero.

Otros destinos imperdibles

Sentosa. Es una isla resort a la que se llega en teleférico, la cual está llena de atracciones como parques de diversiones y acuarios, pero lo imperdible es Insect Kingdom y Butterfly Park, donde viven más de 15,000 mariposas y 3,000 tipos de insectos.

Barrio chino. Un lugar para comer rico y comprar recuerdos a buen precio. En él hay varios templos dignos de verse, como el Buddha Tooth Relic Temple & Museum, una pagoda espectacular donde los locales hacen sus oraciones y que está abierta a los turistas, o el Sri Mariamaman Temple, el templo indio más antiguo de Singapur.

National Gallery. Singapur no es un lugar de grandes museos, salvo este, donde hay excelentes exposiciones de arte asiático y contemporáneo.


Antes de viajar a Singapur, recuerda:

  • No necesitas tramitar visa para entrar al país.

  • Todos hablan inglés, nadie habla español.

  • Están prohibidos los chicles, si te encuentran masticando uno te haces acreedor a una enorme multa. Por eso tienen una ciudad que rechina de limpia.

  • Prueba el spicy crab, un cangrejo picante con especias típicas del lugar, no es barato pero vale la pena.

  • El transporte público es muy accesible, pero el metro te deja en todos lados y es más económico. Te sorprenderá su limpieza y orden en horas pico.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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