Lorena Vieyra comanda un equipo de 10 arquitectos que colaboran con ella en su estudio Vieyra Arquitectos en Lomas de Chapultepec. Su amplio profesionalismo hace que también tenga una red de consultores externos con certificaciones internacionales, especialistas en iluminación, paisajismo y curaduría de arte.
Ha trabajado en aproximadamente 50 proyectos residenciales, corporativos, plantas industriales y hoteles en México y en Estados Unidos. Su campo comprende el desarrollo arquitectónico, así como el interiorismo. Por si fuera poco, es esposa y madre de tres hijas. Ella ha sabido llevar con armonía las distintas facetas de su vida, e imprimir en cada una su propio sello.
Al ser cada proyecto y cada cliente distinto, Lorena afirma que hace trajes a la medida, cuidando cada detalle para satisfacer las necesidades específicas de cada uno. La arquitectura se enriquece con las experiencias y vivencias, de ahí que considera que diseña estilos de vida y de esta manera define cada proyecto. Al preguntarle si hay una visión femenina de la arquitectura, comenta que el ser mujer define su manera de vivir y transmitir experiencias y que esto, sin duda, permea en sus trabajos de manera específica. Está convencida de que la arquitectura cambia la forma de vivir, proyecta y tiene la capacidad de transformar la manera cómo apreciamos los espacios.
Como cabeza de equipo se involucra en todos los proyectos del estudio, aunque da espacio a ideas nuevas a las que transmite su experiencia para concretarlas. Tiene la capacidad de escuchar para después traducir las necesidades del cliente en ideas plasmables en un proyecto.
Además de lo anterior, el secreto de su éxito también radica en que sabe separar su vida personal del trabajo para enfocarse al 100% en cada actividad; cuida siempre su tiempo para que sea más de calidad que cantidad en todos los casos.
Vieyra es fan de los arquitectos del modernismo, como Mies van der Rohe y Francisco Artigas, porque en ellos aprecia la pureza de sus líneas, su belleza y funcionalidad. En México, entre sus edificios favoritos se cuenta el Museo Nacional de Antropología e Historia, de Pedro Ramírez Vázquez, y también es gran admiradora de la obra de Mario Pani y Augusto Álvarez, quienes considera dejaron un gran legado en la arquitectura del país. De otras partes del mundo admira la obra de Renzo Piano, Tadao Ando y Richard Neutra.
Personalmente, se siente satisfecha por el trabajo que hasta ahora ha realizado, le fascina diseñar casas y transformar la vida de la gente. Sus planes a futuro, dice, son seguir haciendo lo mismo, pero mejor y disfrutándolo aún más.