La reforma política del Distrito Federal es un hecho que sin duda marcará un avance histórico para la capital mexicana, destacó la Comisión de Derechos Humanos del DF.
Ese organismo reconoció el esfuerzo de aprobación de esa reforma, en el que se privilegió el consenso y la voluntad política; sin embargo, consideró que esto no hubiese sido posible sin las aportaciones y la participación de diversas organizaciones de la sociedad civil, académicos y demás actores involucrados que no necesariamente responden al sistema político representado en el Congreso de la Unión.
En un comunicado, la CDHDF expuso que con esta reforma se reconoce la autonomía para el régimen interior de la Ciudad de México y su organización política, así como la soberanía del pueblo de la ciudad, la cual será ejercida a través de los poderes propios y con la facultad para darse una Constitución local propia.
Hizo notar también la importancia de que la Ciudad de México conserve la sede de los poderes federales y se delimite el marco competencial de las autoridades locales y federales, a fin de evitar toda injerencia o intervención indebida en los asuntos internos de la ciudad.
El organismo local defensor de los derechos humanos dejó claro que vigilará que el nuevo marco legal de la Ciudad de México asegure la perspectiva de género, de no discriminación, de lenguaje incluyente, de respeto a la diversidad sexual, de amplia y efectiva participación ciudadana.
Y desde luego, agregó, el principio de progresividad de los derechos humanos, ya que sin ello no se entendería la necesidad de construir un instrumento con las características que debería tener la Carta Magna local, con todos sus elementos funcionales y legales.
