Un platillo ya emblemático de la región, que consta de pollo asado al carbón, marinado sólo con sal y limón, sumergido luego en una salsa calentada a baño maría llamada “Misterio”, pues sólo unos cuantos conocen la verdadera receta.
“En la receta de la salsa Misterio hay más de diez ingredientes, pero a su vez son menos. Es una receta secreta”, dice Rosalba Valdemar Larrañaga, quien tomó el legado al crecer en la cocina con su tía Tila, que a su vez obtuvo la exclusiva mezcla del chef del Hotel Calvete, Heriberto Álvarez, para agregarle su sazón a un platillo que se servía para recolectar recursos y utilizarlos en una labor social.
Se trata de los tradicionales Pollos Íñigo que están presentes una vez más, como era costumbre, en las instalaciones de la Feria de Torreón, siempre con el firme objetivo de dirigir los recursos de las ventas hacia los sectores que más lo necesitan, como lo señala Astrid Casale, presidenta honoraria del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Torreón.
“Esta actividad es muy benéfica para nosotros porque es el mayor ingreso que tenemos para nosotros en el año, ya que todo el consumo que se haga aquí es para obra social”, dijo Casale.
Una tradición que nació hace más de 60 años, que comenzó como simples pollocoas que organizaban médicos comprometidos con La Laguna, quienes recaudaban dinero para equipar los espacios de atención en el Sanatorio Español y luego para construir la actual Casa Íñigo, todo de la venta de pollos asados, por ello la relevancia que toma no sólo su sabor característico, sino del entorno en el que inició todo.
“La realización de pollocoas en lugares emblemas de Torreón como la Alameda Zaragoza, el estadio, en la Covadonga cerca Sanatorio Español, luego Casa Íñigo, siempre para apoyar a la comunidad y fue DIF quien pidió a mi Tía Tila que hiciera la salsa para los pollos y recaudar fondos, esto a inicios de los años ochentas”, expresa doña Rosalba.
Lo que tiene de especial esta salsa, a decir de doña Rosalba, es que después de sacar el pollo del asador con la adecuada cocción, es calentada previamente a baño María y luego se unta en la piel asada con el tono que le dejó el marinado con sal y limón y así se sirve a la mesa para degustarse.
80 litros diarios es lo que Rosalba cocina a diario, celosa de la receta de la Salsa Misterio, ella misma es la que comanda la cocción y el gusto bueno para servir.
“Lo exquisito de la salsa es que se hace en la mañana, se sirve en la tarde y al siguiente día volvemos a cocinar hasta 80 litros de esta salsa”, comentó.
Debido a lo exclusivo de la receta de la Salsa de este pollo, en esta ocasión se venderán medios y litros.
40 colaboradores del DIF ofrecen el sabor del Pollo Íñigo con el mejor servicio y con todo el agradecimiento de cada participante de esta obra social, que ayudará directamente a quienes lo soliciten.
Aunque todavía no tienen establecido a dónde se dirigirá ese recurso, lo más solicitado según la presidenta honoraria, son los aparatos ortopédicos y auditivos.
Invitan a toda la comunidad a que se sume a la causa y compre este platillo cien por ciento regional y todo un legado de más de 60 años, donde se recauda para ayudar a la sociedad lagunera.