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  • Irapuato vive su propio 'muro de Berlín', hecho de acero y combustible

La división de Irapuato está trayendo problemas económicos a la entidad.

Pobladores piden al gobierno estatal presionar a Ferromex para que cumpla sus obligaciones tras el accidente y proceda entonces a remover el convoy.

Desde hace más de una semana, una zona del sur-poniente de Irapuato, Guanajuato, se encuentra partida en dos por una valla de toneladas de acero que mide casi dos kilómetros y que, desde entonces, impide a los habitantes de la zona hacer su vida de manera cotidiana.

Peatones, ciclistas y automovilistas no pueden, desde el 6 de agosto, usar las calles por las que antes transitaban, pues un convoy de 110 carro-tanques de tren cargados de combustible les bloquea el paso y les cierra cruces viales. Es la reedición del muro de Berlín... al estilo Guanajuato.

¿Por qué se originó la división?

Los vagones forman parte del convoy del cual la semana pasada se soltó una locomotora que, corriendo fuera de control, cobró la vida de seis personas y dejó heridas a dos más tras arrollar tres autos y una motocicleta, en una tragedia que sacudió a esta ciudad y cambió la vida de las familias de las víctimas.

Hoy, el muro metálico, con ruedas, pero inmóvil, separa a las colonias Plan Vivirá y Roma, donde, de un día para otro, decenas de hogares quedaron aislados. El convoy con los 110 vagones ha sido inmovilizado en ese lugar porque Ferromex, la empresa dueña del sistema de transporte, no ha garantizado el pago de las indemnizaciones por los daños provocados.

La situación se complica aún más porque, desde el domingo pasado, elementos de la Guardia Nacional y policías municipales han montado un cerco de seguridad de día y de noche, luego de que en dos ocasiones desconocidas intentaron robar parte del hidrocarburo contenido en los tanques.

La vigilancia es constante; la sospecha, también. Pero la incertidumbre es peor, pues al día de hoy no hay fecha para el retiro del bloqueo.

Irapuato
Reportan que no hay fecha para el retiro del bloqueo.

El muro que huele a gasolina

Cada uno de los 110 ferro-tanques del muro de Berlín estilo Guanajuato puede almacenar hasta 90 mil litros. Todos alineados, todos llenos, se convierten en una fila negra de casi dos kilómetros de largo, que transpira combustible y que ocupa cada centímetro de vía.

MILENIO recorrió el lugar y confirmó que los elementos de seguridad federal y municipal desplegados en la zona también contribuyen a cerrar el paso de quien intente cruzar entre la pesada unidad.

Los vecinos están molestos. Proveedores, comerciantes y trabajadores de servicios también.

Por ejemplo, una carnicería de la calle Guanajuato, una de las afectadas y que conectaba directamente con la avenida Independencia —zona de comercios donde se abastecían familias de Plan Vivirá, Roma y otras colonias—, quedó del lado equivocado del muro.

Ahora, llegar implica caminar y rodear, sumar cuatro kilómetros de ida y vuelta, o arriesgarse a burlar la vigilancia y brincar entre los vagones, con la amenaza de una caída o de, por lo menos, un regaño de los agentes.

De plano, ya no hay forma de cruzar de un lado a otro sin problema y de manera segura, como lo hacían hasta antes del accidente.

Tren
Tras el accidente se reforzó la seguridad en la entidad, pero no se ha solucionado el problema principal.

El golpe a la economía local de Guanajuato

El muro de acero está aplastando la economía local. Edgar Ayala, carnicero desde hace más de 10 años y propietario del negocio que se encuentra a 40 metros del cruce ferroviario, asegura que sus ventas se desplomaron 90% en una semana, situación por lo que ha tenido que “descansar” a dos de sus cinco trabajadores.

"Las ventas han bajado 90%, es una avenida principal… entonces la gente se detiene, los proveedores no han venido a surtir; manejamos carne fresca, entonces se echó a perder la carne que teníamos, se tiró mucha mercancía, la verdura la tuvimos que desechar porque ya no servía, nos está afectando bastante", dice preocupado.

Menciona que, en promedio por semana, llegaba a tener ventas de hasta 15 mil pesos; contrario a lo que hoy en día vive con sus ventas, que apenas alcanzan los mil pesos.

Irapuato
Edgar Ayala, carnicero de Irapuato, reporta ventas semanales de hasta 15 mil pesos antes de que pasara el accidente.

En la florería de la esquina, Yahir Díaz cuenta una historia similar: flores que se mueren en silencio y ventas que cayeron de diez ramos diarios a uno solo. Siendo un factor que genera incertidumbre, ya que aún no junta lo de la renta del local.

"Está afectando bastante que el tren esté parado ahí. Las ventas... no se está vendiendo nada, ya llevamos ocho días donde al promedio vendíamos diez ramos, ahora se está vendiendo un sólo ramo, ya llevamos tres pedidos de mercancía y ya se están muriendo (las flores) y hay que estar haciendo la lucha", indica.
Tren
Yahir Díaz es un florista afectado por el accidente ferroviario.

Ante este panorama, comerciantes y vecinos de colonias como Nueva Reforma Agraria, Plan Vivirá, Horizontes, Villas de San Clemente y Primavera piden al gobierno estatal presionar a Ferromex para que cumpla sus obligaciones tras el accidente y proceda entonces a remover el convoy.

Además, temen por su seguridad, pues no solo sufren por la obstrucción, sino que también les inquieta el material que el tren carga.

El duelo y la deuda pendiente

A una semana del accidente, las familias de las seis víctimas siguen sin recibir apoyo. María Guadalupe Jiménez Flores, tía de Juan Carlos —joven de 23 años que perdió la vida ese día—, lamenta que solo el municipio haya ofrecido atención psicológica. Ningún apoyo económico.

"No se nos ha otorgado ningún tipo de apoyo, ni siquiera Ferromex, de ninguna manera se ha acercado, solamente por parte del municipio se nos ha ofrecido, a mi hermana y a mis sobrinas, este apoyo psicológico y prácticamente ése es el único apoyo que se ha recibido, pero Ferromex no ha cubierto los gastos funerarios y pues tampoco otro tipo de apoyo", expone a MILENIO.

En su casa, la ausencia de Juan Carlos es un hueco imposible de llenar. Con voz baja, describe que aún no aceptan la partida de su familiar y quisieran que se encontrara en su cuarto o en la calle con sus amigos, pero lamentablemente esto no es así.

María Guadalupe exige que los tres niveles de gobierno actúen no sólo para compensar a las familias, sino para mejorar la señalización de los cruces, muchos sin plumas ni presencia de Policía Vial.

"A mí sí me gustaría que se trabaje en conjunto en los tres niveles de gobierno, municipal, estatal y federal, para que hagan las acciones necesarias que puedan evitar este tipo de tragedias que destruyen la vida de las familias y le quitan la vida a las víctimas que no la debían. Sabemos que fue un accidente, no es que ellos le hayan intentado ganar el paso al tren, sino que fueron negligencias de la empresa".
“No se revisaron bien las medidas de seguridad también. La verdad es que hay negligencias por parte del municipio, no semaforizaron muchos cruces, no había señalamientos", reclama.

Para ella, esta tragedia debe servir como advertencia: revisar todos los cruces ferroviarios del país, garantizar señalización y condiciones seguras.

Porque lo que hoy divide a Irapuato no es solo un convoy inmóvil: es el recordatorio de una negligencia que dejó luto, ruina económica y un muro que nadie pidió levantar.

"Que esto sirva para que en todos los municipios se revisen que estén regulados, los cruces que cuenten con las señalizaciones que deben contar, semaforizaciones, que se revise si están instaladas las vías férreas en lugares adecuados para evitar todo este tipo de tragedias”.
“Se pudo haber evitado y ahora el resultado que tenemos las familias que no encontramos consuelo, de ninguna manera no nos van a reponer con nada", lamenta.

Hoy, ese muro de acero de dos kilómetros y miles de toneladas no es solo de hierro y combustible. Es un muro que divide rutinas, amistades, familias y recuerdos. Una frontera que no existía y que apareció en un día trágico para quedarse plantado como una herida abierta en el corazón de Irapuato.

Del lado de acá, el duelo; del lado de allá, la vida que intenta seguir. Entre ambos, un convoy inmóvil que recuerda, vagón tras vagón, que la ciudad carga ahora con su propio muro de Berlín.

RM


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Guillermo Esquivel
  • Guillermo Esquivel
  • Licenciado en Comunicación. Cubro la fuente de Negocios. Me interesa tratar de explorar a cada industria por lo que enfrenta en materia económica
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