Alrededor de 25 personas con VIH y Sida son atendidos en el Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) en un programa en el que utilizan los beneficios de la apitoxina, es decir, el veneno de la abeja de la especie Apis Mallifera.
De acuerdo a los estudios realizados en el centro universitario de la Universidad de Guadalajara (U de G), un avance preliminar demuestra que el uso del veneno y el propóleos de la abeja destruye la capside (cápsula) del virus del Sida y promueven el crecimiento de las defensas en el organismo.
Se tiene registro de que las 25 personas que participan en el proyecto han mejorado su calidad de vida y han resuelto infecciones como lo son la sífilis y la tuberculosis.
En el CUCBA se encontró que el veneno de la abeja tiene gran eficiencia como antiséptico, antibiótico y promotor del crecimiento celular, además de que ayuda contra más de cien enfermedades.
Sergio Álvarez Barajas, académico de la Universidad de Guadalajara explicó que la miel, propóleos, polen, cera y veneno de la abeja logran atender afecciones como la hipertensión, diabetes, fibromialgía, así como infecciones digestivas, respiratorias y oculares.
“Cuando no hay una sanación completa hay un control”. Por ejemplo, con este tratamiento alternativo, un diabético ya no requiere inyectarse insulina porque “el veneno de la abeja será el promotor en la fabricación de la insulina”, explicó el también biólogo y médico.
Otras de las propiedades de la cera es que ayuda a cicatrizar. Por ejemplo, al elaborar un ungüento con cera y veneno aceleraron la cicatrización en heridas, escoriaciones e intervenciones quirúrgicas.
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