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“Somos apóstoles de la educación”: Darío Valenzuela, maestro originario de Durango

A sus 87 años, afirma que enseñar ha sido lo mejor que le pudo haber pasado.

Darío Valenzuela Luna dedicó más de medio siglo a la docencia. Hoy, a sus 87 años, reflexiona con orgullo sobre una vida entregada a formar generaciones desde el aula, convencido de que ser maestro ha sido su mayor fortuna.

Aunque su deseo inicial era convertirse en ingeniero, el destino lo llevó por otro camino. “Por azares de la vida me convertí en maestro, y no me arrepiento. Fue lo mejor que me pudo pasar”, asegura.

Para él, enseñar es mucho más que una profesión: es un compromiso con el progreso, la cultura y el desarrollo humano.

“Ser maestro es fincar los cimientos sólidos del progreso. Es lo máximo. El maestro debe ser una persona honesta, comprometida y consciente de los cambios psicopedagógicos necesarios para construir el aprendizaje”, afirma.

Con la voz pausada pero firme, Darío sostiene que aunque algunas personas nacen con habilidades naturales para la enseñanza, otras pueden desarrollarlas. Lo importante, dice, es no perder nunca de vista la vocación:

“Los pedagogos no debemos olvidar que somos apóstoles de la educación”.

Una vida en las aulas

Nacido el 19 de diciembre de 1937 en Nazas, Durango, cursó la primaria en las escuelas Leona Vicario y Guadalupe Victoria de su pueblo natal. Más tarde estudió la secundaria y preparatoria en la Escuela de Prácticas de Agricultura “J. Guadalupe Aguilera” en Canatlán, donde presenció una reestructuración institucional que marcaría su rumbo profesional.

Obtuvo su título en la Normal Básica del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio y posteriormente se especializó en Biología en la Normal Superior de Tepic, Nayarit.

Su carrera docente comenzó en 1958 en la escuela Miguel Hidalgo de Francisco I. Madero, comunidad de Pánuco de Coronado, Durango. Entre sus últimos cargos como profesor estuvo su participación en la preparatoria Jaime Torres Bodet, donde fue catedrático de Metodología de las Ciencias Sociales hasta 1985, además de ser su primer director y fundador.

También se desempeñó como coordinador del Centro Educativo “Prof. José Santos Valdés”, y comisionado sindical de la Sección 44 del SNTE.

Más allá del aula

Su amor por la cultura y la educación lo llevó a desempeñarse como promotor cultural en la Casa de la Cultura “Ernestina Gamboa Almeida”, auxiliar del Departamento de Educación Municipal y, actualmente, como cronista oficial de Gómez Palacio, cargo que asume con orgullo como parte de su legado.

Cada 15 de mayo, Día del Maestro, Darío recuerda que este reconocimiento fue instaurado en México por decreto del presidente Venustiano Carranza el 23 de noviembre de 1917, y oficializado en 1918. Para él, esta fecha es una oportunidad no sólo de reconocimiento, sino de reflexión sobre el papel del maestro en la sociedad actual.

“Hoy, más que nunca, necesitamos educadores comprometidos. La pandemia dejó secuelas, y la salud mental de niñas y niños requiere de nuestra atención. Pero también nos deja la oportunidad de crecer como personas”, concluye.

edaa

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Isis Rábago
  • Isis Rábago
  • Desde pequeña reconocí mi vocación en la comunicación, y aunque la vida no ha sido fácil, con necedad, empeño y esfuerzo cursé la Licenciatura de Ciencias de la Información. Como periodista de MILENIO, me aferro a mi convicción y mi compromiso de contribuir por el bien de mi Comarca Lagunera.
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