Tiene 62 años y una familia que sostener, de profesión médico veterinario, don Víctor Ruelas hoy sólo detiene su triciclo frente a la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe en Gómez Palacio, Durango para vender sus quesos, porque la contingencia sanitaria causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad covid-19 de un plomazo cerró los tianguis y fayucas, donde sus productos lácteos se vendían como pan caliente.
En la jornada lo acompaña Pacquiao, su perro, y dice que en más de una ocasión lo ha sacado del apuro cuando se mete a colonias bravas donde los viciosos han querido arrebatarle el dinero de la venta. Y aunque reconoce han bajado sus ventas, situación que lo ha orillado a pedirle ayuda a un trabajador cada tercer día solamente, establece que continuará en la calle pues su familia lo necesita.
“Yo vendo quesos, productos lácteos, todo eso. Antes me iba bien porque me iba a las fayucas pero hace rato que quitaron todo; desde hace un mes nos fue mal, con la fase dos me mantengo aquí nomás a ver que vendo, pa’ chivear, de perdido”.
Aunque no le han dicho nada sobre si podrá permanecer más tiempo en la esquina de la Hidalgo e Independencia, frente a la catedral, don Víctor menciona que es su punto desde hace seis años. Vestido pulcramente y tomando todas las medidas sanitarias, espera que se mantengan sus ventas.
“Sí vendía más antes pero quitaron las fayucas, y también con otros ambulantes pero a ellos sí los quitan en el centro, pero aquí no me han dicho nada porque es paso de poca gente, no es muy movido aquí aunque si tengo clientelita; sí saco pero de aquí tengo que pagar la leche, el cuajo, el gas, porque yo los elaboro”.
Mientras 'Pacquiao' se mantiene atento, don Víctor refiere que para su negocio también debe pagar a un muchacho que le ayuda. Eso debió espaciarse porque antes lo llamaba todos los días y ahora hasta que termina con sus productos. Ahora sólo prepara lo que considera podrá vender en tres días.
“Son de a 30 el medio, 60 el kilo de queso fresco, asadero, chihuahua, requesón, jocoque. Yo aprendí desde la escuela, soy veterinario yo, salí de Durango en el 86 y luego tenía un puesto en el mercado Juárez de lácteos y ahí empecé a hacer quesos y todo eso. El trabajo sí deja pa chivear y comer en la familia pero ahorita está difícil”.
Con una hija que estudia enfermería, él debe hacerse cargo de las colegiaturas, don Víctor dijo que ella debe reconsiderar el oficio que eligió pues la vida es cara y él debe asumir pagos de préstamos en un momento que no obtiene ingresos.
“Estoy en esos de los compartamos, y sí me dieron chanza, dos o tres meses, está detenido el pago mientras pasa esto, yo no tengo pensión federal, no la alcanzo por la edad, faltan todavía seis años. No tengo otro ingreso, nomás de lo que saco aquí nomás. Mi esposa me ayuda en veces a vender un kilito de queso que le piden los vecinos y ella hace costuritas, las hace pa ayudarme porque las vende en las colonias”.
En cuanto a 'Pacquiao', al que tuvo desde chiquito y ahora cuenta con 15 años, dice que es eficaz con las “ratas”, y ha salido al quite en sitios como El Refugio. En suma, que su perrito saca la casta aunque es noble y tranquilo.
Y mientras el dúo se mantiene, don Víctor dijo que espera a la clientela, la de años y nueva, en su esquina en Hidalgo e Independencia, frente a la catedral.
EGO
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