Cuatro años le tomó a Diego Luna concretar su segunda película, "César Chávez", pero ayer, justo en el día de su estreno en México, afirmó sentirse orgulloso de un proyecto que fue muy demandante.
El filme, basado en la historia de César Chávez, líder sindical chicano de los sesentas y setentas, que luchó por el reconocimiento de los derechos jurídicos de más de 50 mil trabajadores agrícolas en Estados Unidos, lo presenta en el momento en que, en la Unión Americana el movimiento por la aprobación de una Reforma Migratoria integral empuja a que finalmente se concrete. Y así lo admite el realizador mexicano.
"Llega en un muy buen momento. Hay mucha gente que está trabajando porque esa Reforma Migratoria suceda y quizá una película puede ser ayuda, puede servir para generar esa presión, conciencia sobre esa comunidad donde un gran porcentaje de los trabajadores hoy no tiene documentos, no tiene un estatus legal en Estados Unidos y trabaja en el campo".
Pretende "que nos cuestionemos qué hace falta para que la comida llegue a nuestra mesa, que nos preocupemos un poco por las condiciones de trabajo de esa comunidad que merece nuestro reconocimiento y atención".
El proyecto tomó cuatro años. Fue estar "trabajando, batallando, andar convenciendo gente, filmando, editando y preparando la película y hoy es un día importante", destacó este jueves, dos horas después de que en las salas mexicanas comenzó la exhibición de su segunda pieza en la dirección.
Diego Luna buscó apoyo con grandes estudios de Estados Unidos sin resultado alguno. "No se pudo dar", hecho que califica al final bueno porque "por suerte, hoy tengo algo que es muy envidiable para aquellos que hacen cine, que es una libertad total de contar la historia que quería, de hacer la película que quería hacer. Eso me tiene muy contento".
El financiamiento no fue, sin embargo, lo más difícil. Fue hablar de personajes reales, de una historia que sucedió y que "hace el proyecto muy complicado porque, primero yo quería hacerlos parte a todos ellos, es su historia y nadie más cerca que ellos para contarla y para mí era importante que se involucraran".
En la filmación, añade, hay que recrear una realidad "y por más que hay algo subjetivo que se cuenta desde mi punto de vista y yo no estuve ahí, sí hay un deseo de recrear con veracidad una realidad y eso complica las cosas. No filmo donde sea porque aquí me gusta, tengo que recrear algo que existió y tratar de ser lo más puntual y específico".
Otro aspecto fue la edición, ya que cuando se trata de la vida de alguien "es complicado qué dejar fuera y qué no; nos llevó más de un año de vida".
Diego Luna no tiene más que reconocimiento y halago para el elenco que se involucró en el proyecto: John Malkovich, Michael Peña, Rosario Dawson y America Ferrera.
"Traje actores muy comprometidos, tuve la suerte de trabajar con un elenco que entendía la pertinencia de la película y entendía una cuestión de que ésta podía ser importante para nosotros porque de alguna forma todos ellos son parte de esta comunidad que se representa tan poco en el cine y compartían esa pasión, ganas, esa lucha, esa entrega. Encontré actores que aman su profesión y eso me la puso fácil".
Las expectativas en las salas mexicanas son buenas. "Espero que el público vaya, que la vea y se afecte con esta historia, se haga preguntas, y sobre todo se entretengan porque lo menos que puedes pedir a una película es que te entretenga, te emocione, te conmueva y ésta puede hacer eso.
"Ojalá este fin de semana escojan ver la de nosotros para mandar un mensaje claro de que nuestras historias importan, que nos representen constantemente en el cine, que puedan ver en las salas películas que tengan que ver con nosotros".
Sobre todo, indicó, confía en que quien más adelante quiera hacer un filme parecido sobre esta problemática "no se tarde tanto tiempo como yo".