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  • Las manzanas coahuilenses tiemblan entre heladas tardías y veranos ardientes

  • Entre heladas tardías, sequías y el abandono del campo, los manzaneros de Arteaga luchan por mantener viva una tradición agrícola que resiste al cambio climático.
En Arteaga, la producción de manzana lucha contra el clima. (Especial)

El cambio climático, el abandono de la tierra para mudarse a la industria y la creciente vocación hacia el turismo han mermado la producción de manzana en Arteaga, Coahuila. Aun así, el municipio se mantiene —según su alcaldesa Ana Karen Sánchez Flores— como el segundo productor a nivel nacional, aunque su mercado no es de exportación.

Jaime Alejandro Garza Carrales, presidente de Fruticultores de Arteaga, explicó que durante 2024 y 2025 se presentaron severas heladas y granizadas que afectaron los cultivos.

“El cambio climático nos ha estado golpeando. Yo creo que el año pasado hubo un poquito más de producción que este año, o más o menos la misma”, dijo.

Normalmente, agrega, se producen entre dos y dos y medio millones de cajas de manzana por año, pero en este 2025 “andamos más o menos en unas 750 mil, por las afectaciones que tuvimos; sí fue bastante, pero yo creo que en sí la capacidad sí andamos muy por debajo de lo que podemos producir”.

Heladas tardías y tierras agotadas

En las zonas más bajas, donde el frío es más intenso, “trajeron producción nula, o sea, no tuvieron nada de producción y hubo otras zonas que se vieron afectadas en un 30, 40, 50 hasta 70 por ciento”. Por lo general, según el agricultor, en 2025 se logró apenas entre 40 y 50 por ciento de la capacidad productiva de la sierra y la zona manzanera.

Felipe Armando Durán de La Peña, presidente de la Unión de Manzaneros de la Sierra de Arteaga, recuerda que la vocación manzanera inició a principios de la década de 1950, con el entonces gobernador Román Cepeda, y tuvo su auge con el gobernador Eulalio Gutiérrez.

“Hubo un boom en el 71-72, donde se plantaron arriba de 8 mil hectáreas de manzano en toda la sierra”.

Tanto ejidatarios como pequeños propietarios adoptaron el cultivo como fuente de ingresos familiares. Más recientemente, durante el sexenio de Miguel Riquelme, se impulsó la plantación de nuevas huertas con un vivero de 100 mil plantas.

La manzana de Arteaga enfrenta heladas, sequías y costos crecientes, pero productores y autoridades apuestan a la innovación y al turismo para mantener viva su
Felipe Armando Durán de La Peña, presidente de la Unión de Manzaneros de la Sierra de Arteaga. (Especial)

Un legado de generaciones

Aún hoy, dice Durán de La Peña, hay alrededor de 2 mil 500 a 3 mil hectáreas en el municipio: “El cambio climático no ha dejado de ser un factor determinante en nuestro cultivo; los últimos tres años hemos padecido heladas tardías que han afectado las cosechas, porque el histórico que tenemos en Arteaga era de hasta más de 2 millones de cajas”.

Por su parte, Garza Carrales subrayó que el cambio climático “ya viene de muchos años atrás y nos ha afectado, obviamente. Sin embargo, estos últimos dos años han sido los más duros. Normalmente había años con helada y otros no, y con el año bueno le hacíamos frente al año malo. Pero estos dos últimos años sí han sido una constante”.

Tecnología contra el frío

Para contrarrestar las inclemencias han aplicado nuevas tecnologías, como abanicos que mezclan el aire caliente de mayor altitud —de 20 a 30 metros— con el más frío cercano al suelo.

“Eso nos ayuda a controlar un poquito”, explicó Garza.

La alcaldesa Ana Karen Sánchez Flores señaló que el costo de un abanico antiheladas ronda los 150 mil pesos y que el municipio apoyó a un productor para adquirirlo, dado que su uso es preventivo.

El presidente de Fruticultores recordó que también han encendido fogones de manera controlada y aplicado productos que fortalecen la floración. 

“Han salido otras tecnologías nuevas que poco a poco se han ido introduciendo. Como son inversiones costosas, no puedes equipar tu rancho en un año. Pero creo que vamos caminando y con el tiempo y las inversiones que hemos hecho, le vamos a dar un poquito la vuelta a esto”.

El organismo que encabeza Garza Carrales tiene alrededor de 200 asociados, aunque hay más productores de pequeñas huertas familiares. “Personas que ya somos pequeños propietarios, que producimos más intensivamente, somos alrededor de unos 50 a 60 productores”, añadió.

Capacitación y resistencia

La alcaldesa comentó que, como parte de la estrategia, en mayo se realizó un congreso en Chihuahua para capacitar a pequeños productores en estrategias de adaptación al cambio climático.

“El ejemplo que ponían era la cosecha en lugares donde el clima es demasiado caluroso, como Brasil”, explicó.

Aunque las temperaturas de Arteaga no son tan extremas en verano, ya se registra un aumento de entre uno y dos grados, “lo que complica porque no suman las horas frías que se requieren para tener una buena producción y cosecha”, dijo Sánchez Flores.

En el caso contrario, de las heladas atípicas, se activaron protocolos en coordinación con Protección Civil. Pese a que la sierra es zona de veda de fuego, se autorizó encender calentadores ambientales bajo restricciones para mantener cierta temperatura en las huertas. “La más baja fue en Los Lirios, donde estuvieron a -6 grados”, recordó.

Durán de La Peña apuntó que este año algunos productores lograron salvar su cosecha y todavía están empacando manzana.

Empleo estacional y tradición festiva

Cuando hay buenas temporadas, el cultivo y la pizca generan una gran demanda de mano de obra.

“Todas las familias de las comunidades se ven beneficiadas de una forma u otra: se ocupa gente para la poda, instalación de mallas, riego, cosecha y el empaque”, señaló.
“Esto ha creado un vínculo con la población, porque hay mucha gente de las comunidades que trabajan en el cultivo de la manzana. Ya se hizo una feria que tiene 20 y tantos años en San Antonio de las Alazanas, pero antes también se hacían otras pequeñas festividades en comunidades como Jamé y El Tunal”.

La manzana de Arteaga es reconocida por su sabor, comparable —o superior, dicen los productores— a la de Chihuahua, primer productor del país, y a la de Durango.

La manzana de Arteaga enfrenta heladas, sequías y costos crecientes, pero productores y autoridades apuestan a la innovación y al turismo para mantener viva su
Manzana de Arteaga. (Especial)

Obstáculos en todos los frentes

México produce entre 30 y 40 por ciento de la manzana que consume, “y nuestro mercado es cien por ciento nacional”, comentó Garza Carrales.

Aun así, colocar el producto es difícil por su carácter perecedero: requiere transporte en cámara fría y cuartos refrigerados para su conservación.

“Quien no tiene cuartos fríos le batalla y a veces tiene que vender más barato. Además, el mercado se ha contraído un poquito en los precios a pesar de estar buenos; realmente no se está moviendo, al no ser un producto de primera necesidad como el huevo o el frijol”, explicó.

Actualmente, gran parte de la manzana se distribuye en cadenas como Al Súper, Soriana, el mercado de abastos de México y el de Monterrey.

Los costos de producción se han encarecido por factores globales, como el alza en fertilizantes, insecticidas, cajas, bolsas, luz y diésel. “Estamos batallando tanto para la colocación como desde la producción, y también para que nos paguen”, señaló Garza Carrales, recordando casos de compradores que incumplieron pagos.

La tierra que cambia de dueño

Algunos productores han abandonado la actividad. “Entren muchos factores: que ya no les es redituable, que las huertas son viejas, o que al fallecer la cabeza de la familia los hijos ya no quieren continuar y venden”, explicó Garza.

Otro fenómeno que presiona al campo es el auge turístico: “A partir del Covid empezó a llegar mucha gente de Monterrey a comprar terrenos y establecer cabañas, lo que ha ido desplazando un poco a la agricultura”.

Durán de La Peña coincide: “Desgraciadamente, ha ido a la baja el cultivo, más que todo por el cambio generacional; los hijos ya tienen otros trabajos o ya se dedican a otras cosas”.

Una lucha por la identidad agrícola

A pesar de los retos, los líderes del sector confían en mantener viva la producción de manzana.

Durán de La Peña señaló que, aunque el agua es cada vez más escasa y los pozos requieren perforaciones más profundas, el fruto sigue siendo vital para el municipio.

Garza Carrales afirmó que, pese al panorama incierto, “no quitamos el dedo del renglón. Hemos tenido apoyo del Gobierno del Estado y del Ayuntamiento de Arteaga, que nos han ayudado a equiparnos para enfrentar las heladas”.

En marzo de este año, la alcaldesa informó la creación de un fondo de cinco millones de pesos, con recursos estatales y municipales, para apoyar al sector manzanero mediante proyectos que incluyen malla antigranizo, tuberías de riego, abanicos antiheladas y la rehabilitación de un pozo de agua.

Innovar para sobrevivir

Garza Carrales aseguró que ante los vaivenes del clima “estamos tratando de evolucionar, de meter nueva tecnología para ayudarnos a contrarrestar estas inclemencias. Todavía hay muchos productores con ganas, y creo que vamos a salir adelante”.

“Todos tenemos que seguir trabajando, pues son grandes inversiones de mucho tiempo que no podemos dejar perder. Si nos quedamos sin hacer nada, sí corremos el riesgo de desaparecer, pero no es el caso; todavía hay quienes seguimos invirtiendo para darle la vuelta a la situación”.

Para él, el principal enemigo es el cambio climático: “Si sigue así y no nos permite producir, podríamos vernos obligados a quitar los huertos, pero por ahora no lo noto en riesgo”.

Durán de La Peña coincide en que la manzana seguirá subsistiendo: “Quizás ya no con la misma cantidad de hectáreas que antes, pero es parte de la identidad de las comunidades de Arteaga. Todavía hay gente que le apuesta al cultivo. Ya estamos implementando riegos por goteo para cuidar el agua”.

La manzana de Arteaga enfrenta heladas, sequías y costos crecientes, pero productores y autoridades apuestan a la innovación y al turismo para mantener viva su
Manzana verde de Arteaga. (Especial)

Turismo y agricultura: un nuevo maridaje

El mercado sigue vivo, especialmente en Monterrey, uno de los principales consumidores de la manzana arteaguense.

“En la Unión de Manzaneros somos 43 socios, pequeños productores de menos de 10 hectáreas. Estamos organizados a través de Fundación Walmart, y enviamos parte de nuestra cosecha a esa cadena, además de surtir a Monterrey y a la Central de Abastos de Iztapalapa”, dijo Durán.

La alcaldesa reconoció que el cambio generacional y la industrialización han alejado a los jóvenes del campo, pero el auge turístico abre nuevas oportunidades: “Uno de los ganchos para elevar el turismo es la vocación agrícola de Arteaga”.

Algunas huertas han abierto sus puertas para ofrecer recorridos al estilo de los viñedos, mostrando el proceso de la manzana y ofreciendo productos derivados. “Esto permite mantener la producción y, al mismo tiempo, atraer al turismo”, destacó Sánchez Flores.

El municipio trabaja en un plan de ordenamiento ecológico territorial para evitar el crecimiento desordenado y conservar el carácter agrícola y ecológico que atrae visitantes.

Una fruta con sabor a resistencia

Arteaga, Pueblo Mágico, enfrenta un cruce de caminos: entre el turismo creciente, la industria en expansión y un clima cada vez más impredecible, la manzana se resiste a desaparecer.

El fruto que alguna vez marcó el auge de la sierra coahuilense sigue aferrado a sus raíces, gracias a productores que no se rinden, a pesar de heladas, granizadas, sequías y vaivenes del mercado.

Su permanencia no solo preserva un cultivo: es también la defensa de una identidad que endulza la historia y el paisaje de Arteaga.

e&d

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Esmeralda Sánchez
  • Esmeralda Sánchez
  • Egresada de la licenciatura en comunicación por la Universidad Autónoma de Coahuila. He tomado cursos y talleres con organismos como la BBC de Londres y el Border Hub for Journalist and Bloggers, en redacción y periodismo de datos e investigación. Primera Mención Honorífica del Premio del Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte 2021. Mi premisa es un periodismo útil, que sirva a la sociedad y le apoye en su toma de decisiones.
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