No es hipérbole señalar que Guillermo del Toro (Guadalajara, 1964) es un auténtico troglodita cultural que devora con alegría libros, cómics y películas. Así es como ha creado un universo particular, inmensamente rico y poblado de las más diversas criaturas: monstruos marinos, vampiros, entes fantásticos, industrialistas siniestros, robots colosales, héroes tragicómicos, fantasmas hambrientos… todos han aparecido en películas como El laberinto del fauno y La invención de Cronos, y es que, de un modo u otro, han formado parte de su imaginario desde que era niño.
Ahora, el reflector de ese mundo suyo se posa en los habitantes malditos de una mansión en ruinas: son los protagonistas de Crimson Peak (La cumbre escarlata), su cinta más reciente, señalada por algunos como su película de madurez y donde se acerca a un ramal de un género que ama pero que desde hace años estaba en desuso. Con su toque personal Del Toro resucita así el horror gótico, que en sus manos luce vivo, bien y más brutal que nunca antes.
Después de Titanes del Pacífico es sorprendente que siguieras con algo que es todo lo contrario; Crimson Peak es algo tremendamente femenino y violento…
Femenino sí es, claro, esa era la idea. Y violenta… pues sí… pero muchas veces la violencia no tiene que ser sangre y esas cosas. También puede haber violencia y angustia a la luz de las velas.
Viéndola, pensé en algo que Martin Scorsese dijo sobre La edad de la inocencia. Que era el filme más violento que había hecho jamás.
Es cierto… no ves ningún balazo, pero al personaje de Daniel Day-Lewis lo hacen pedazos... y lo ves cómo se muere y no derrama una gota de sangre. Es muy violenta.
Algo en Crimson Peak me la recordó.
Puede ser; hay muchas referencias, muchos filmes de los que me nutrí para hacerla. Yo no estoy reinventando un género, ahí estaba, es un clásico. Solo quise regresar a algo que me gustaba mucho. Hay grandes películas de George Cukor, Jack Clayton y de Hitchcock, como Rebecca…
¿Leíste a Daphne DuMaurier para preparar la película? se siente su influencia…
Sí, las novelas y los cuentos. Éstos son extraordinarios: Don’t Look Now, que en los setenta fue una gran película con Julie Christie y Donald Sutherland, y Los pájaros, que no se parece nada a la película de Hitchcock… Su influencia aún está vigente. Era una escritora adelantada a su tiempo, con una narrativa compleja, aun siguiendo una trama relativamente simple: heroína que llega a un lugar peligroso con un galán enigmático y con secretos, y ella debe enfrentar el terror del pasado para aspirar a tener vida en un futuro. Es como un cuento de hadas, pero más siniestro, más truculento… Si lo piensas, los cuentos de hadas son truculentos de por sí.
Hay un gran duelo entre Jessica Chastain y Mia Wasikowska, que es la espina dorsal de la película…
Exactamente: un duelo. Cuando estábamos haciendo el guión, yo decía que quería que el clímax fuera como el enfrentamiento total entre dos monstruos colosales que se dan con todo, que no quedara nada en pie, y eventualmente esto resultó en que fueran Lady Lucille y Edith, las protagonistas de la historia…
Como si fueran Godzilla versus Mothra, por ejemplo.
¡Eso es! Además, es gracioso que menciones a Mothra, porque ambos personajes tienen algo de eso: Lucille (Chastain) lo dice en la película, ella es una polilla mientras que Edith (Wasikowska) es una oruga que se está convirtiendo en mariposa… y luego, conforme avanza la historia, ves a lo que se refería, y cuando se enfrentan es brutal.
Pensaba que Jessica de pronto canaliza a Bette Davis y Mia a Ingrid Bergman… con ese estilo, muy contrastantes, muy clásicas…
Esa era parte de la idea, como te dije, yo no vine aquí a inventar el hilo negro, de hecho este tipo de películas ya existían. Rebecca, The Uninvited, Gaslight, The Innocents, Eye of the Devil, hasta Rosemary’s Baby… es más, cuando hice el pitch con la idea al estudio, lo que dije fue: “Va a ser una película de Deborah Kerr pero a lo bestia”. Habían caído en desuso, y se pusieron de moda, las películas de psycho-killers, las de estilo serie B medio pornosoft y las de “videos encontrados”, que creo que ya están muy de güeva, por eso ésta es casi como un viaje al pasado.
¿Cómo crees que reaccione el público de Titanes del Pacífico, los fanboys, cuando se encuentren ante ésta cinta que es tan diferente en todos los aspectos?
No sé. Siempre que haces una película, es un aventarte un volado y no saber qué cara de la moneda va a caer. Cuando hice El laberinto… venía de hacer Hellboy, y ambas eran para públicos, creo yo, muy distintos. Cuando salió Titanes, yo solía decir que era una película que hice para el niño de 14 años que hay en mí, y Crimson Peak la hice para la señora que hay en mí (carcajadas). Eso. Aunque ambas son películas muy personales.
¿Dirías que esta es tu película de madurez?
No sé. Eso le dijeron a Cuarón cuando salió Gravity. Igual, puede que ésta sea mi Gravity (sonríe)… pero no pensaba en eso cuando me puse a hacerla. No lo haces pensando en lo que van a decir los críticos o si te van a dar un premio o una nominación, eso da igual, lo que yo quería era contar una historia y eso fue lo que hice.
Ahora mismo estás terminando un ciclo con Crimson Peak… ¿Qué sigue, entre los múltiples planes que tienes?
Soy muy disperso. Pero cuando hago algo y me comprometo a hacerlo, ya sea echarle una mano a mi mujer en la casa, leerle un cuento a mis hijas, escribir un guión o dirigir una película, me lo tomo muy en serio. Sí, hay mil cosas que me gustaría hacer o que me habría gustado hacer, pero ya no puedo, ya no tengo el aguante de hace 10 años… Ahora, en cuanto termine Titanes del Pacífico 2 —que se estrena en 2017—, salvo que sea algo realmente excepcional, como En las montañas de la locura, que quiero hacer hace mucho… no voy a hacer cosas grandes. Con Crimson Peak no excedí un presupuesto medio. Hice lo que quise, con mucho menos de la mitad de lo que costó hacer Titanes. Y estoy muy satisfecho. Estoy descubriendo que puedo hacer lo que quiero hacer con menos dinero y más imaginación. Y eso es lo mejor de todo. Es bien liberador. De ahora en adelante mis películas van a ser low-budget, proyectos más personales, tal vez más experimentales…
¿Como lo que hace David Lynch?
¿Por qué no? Estoy muy contento de lo que he alcanzado hasta ahora, pero ya llegué al punto en que quiero hacer cosas diferentes, más cercanas a mí y que consuman menos tiempo. Eso es lo que me gustaría, seguir produciendo y solo hacer cosas muy específicas. Solo hacer lo que me guste. Si no, ¿para qué?
Vas a volver a México a filmar algún día?
Híjole. Sí quiero. Y sí lo voy a hacer. No sé todavía cuándo o qué, pero sí, sí lo voy a hacer.
¿Harías una película que tuviera que ver con la realidad actual en México?
Lo que pasa es… y aquí sé que hablo limitado a lo que percibo porque llevo muchos años fuera, pero eso no quiere decir que no esté al tanto… lo que pasa es que no hay manera de filmar algo que refleje la realidad, porque ya rebasó cualquier parámetro. Veo las noticias y no doy crédito. A veces pienso que ya estoy más allá de la estupefacción cuando veo lo que pasa y creo que no puede llegar más lejos, y de pronto, la realidad me rebasa y me demuestra que sí, puede ir más lejos. Sería imposible retratar eso sin que fuera, fíjate qué ironía, una película de terror.