Espectáculos

Interpol y Paramore emocionan a fans en el Coordenada

Miles de melómanos permanecieron en el Parque Trasloma hasta el final del primer día de actividades para ver a los platos fuertes del festival.


Tres minutos antes del momento fijado en la agenda, empezó en el Escenario Indio una pista musical vintage, con la cual salieron a escena ocho músicos trajeados color camel con rosas bordadas. A ritmo de la sección brass salió la esperada Mon Laferte, guitarra blanca en mano y moño rojo a la cabeza para cantar "Ana", la cual se mezcló en el ritmo para transformarse en "Si tú me quisieras", acompañada de las palmas del público y un baile en hilerita de la cantante y sus músicos, momento en que una gran cantidad de gente se acercaba corriendo, los fans que venían de la presentación de División Minúscula.

"Si tú me quisieras", "Flor de Amapola" y "Amor completo" fueron la parte romántica de la presentación y provocaron gritos, celulares al aire, selfies y besos entre enamorados, aunque la parte más movida y cumbiera también fue bien recibida.

Mientras, en el escenario AT&T, los fans de The Cribs cantaban “Las mañanitas” a Gary, el bajista, quien cumplió 37 años, pero tocó con la energía de un quinceañero, al igual que sus hermanos. La última parte del set fue poderosa: "In your power", "Be safe", discurso de fondo incluido y "Mirror Kisses".

El trío también dejó escuchar su lado más punk y rockearon tanto que hasta tronaron una bocina, precedido por una fuerte nota aguda, durante "Men's Needs", para concluir con la energética "Hey Scenesters!" y un público pidiendo más.

A esta hora, el Trasloma ya rebosaba: por un lado, Cultura Profética llenó el aire de reggae, empezando con su complicidad; por el otro, Carlos Sadness hizo de las suyas.

Cuando fue el turno de Paramore, el escenario Indio parecía no poder recibir más público -muchos fans se posicionaban sobre las lomas y colinitas para ver mejor, aunque más lejos-, pero aun así la afluencia no paró. Y aunque la energía no decayó, el público respondió especialmente a "Brick by Boring Brick" con su parapapapa colectivo al final. "Dios mío, it's good to see you. ¡Somos Paramore!", saludó Hayley, antes de seguir con una favorita de los fans, "That's What You Get", del 2007, la cual lanzó a los asistentes en una remebranza emo que duró media hora más.

Mientras tanto, en el AT&T, otra banda con vocalista rubio hacía el reto, aunque, si es justo, era un rubio más coqueto. The Growlers ofreció un show no sólo energético, sino divertido y lleno de chispa. Algunos momentos memorables fueron, por ejemplo, el cantante Brooke Nielsen diciéndole al guitarrista que tocara su "G string" (forma coloquial de llamar a la tanga en inglés), cuando el mismo frontman se bajó a saludar al público en los hombros de uno de los guardias de seguridad o cuando, al final, empezó su propia porra de "Oe oe oe oe".

Al terminar The Growlers, era evidente la banda que concentraría a la mayoría de los asistentes: Interpol, quien festeja tres lustros del lanzamiento de su primer álbum, Turn on the bright lights. Empezaron las notas de "Untitled" a las 22:00 horas y la siguió "Obstacle 1", pistas que después confirmarían el acontecimiento: la banda tocaría su primer disco en su totalidad y en orden, complementado, por supuesto, por otros éxitos como "Slow hands" y "Evil".

La noche cerró con la presentación de los headliners Phoenix, otro de los actos esperados de la noche, y la pachanga brindada por Nortec Collective.

GPE

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