Poncho de Nigris y Marcela Mistral se casaron en 2015 y desde entonces se han convertido en una pareja muy sólida, pero al principio de su relación, cuando se conocieron, no todo era tan grato, así lo reveló la conductora en el podcast La Capitana.
“A mi marido yo lo conocí cuando tenía 14 años en una expo de bodas, él estaba modelando y yo ‘Qué galán, qué clase de mujer se casará con un hombre así’”, recordó Marcela sobre la primera vez que vio a Poncho.

Luego, habló de su segundo encuentro: “A los 17, yo, reportera de espectáculos, lo entrevistaba con sus novias, me caía gordo porque era bien payaso y bien sangrón, me hacía esperar, bien artista”.
De su tercera etapa, dijo: “A los 22 me lo topo, me tira la onda y le doy avión porque yo tenía novio; como que él andaba buscando party”.
Entonces, la cuarta ocasión que coincidieron marcó el comienzo de su relación romántica: “Pasa el tiempo y ya la última vez que nos topamos yo tenía 25, acababa de tronar con un novio y él acababa de tronar con una novia, salimos al día siguiente y ya, a los dos meses nos fuimos a vivir juntos y luego nos casamos a los 6 meses”.
“Estaba muy marcado el destino de alguna manera, entonces no me queda duda, pero a partir de él solté un poco, porque era mucho más aprehensiva, o sea, todos los defectos que he tenido, tengo o desarrollé los he tratado de modificar o ver desde el lado positivo para impulsarme”, aseguró Mistral.
Asimismo, detalló que “yo estaba en mis 25 años y el otro novio me puso el cuerno, que fue la única forma porque estaba muy aferrada, entonces me topo con Poncho en un evento y le reclamo: ‘Yo iba a ser tu conductora y tú dijiste que no querías que yo estuviera’, pero fue artimaña de una persona de la empresa”. Ante este reclamo, De Nigris la invitó a comer y tras esto “me hago la conductora de su programa".
"No congeniábamos mucho en la dinámica pública, o sea, él era más desmadroso y yo más conservadora porque venía de noticias”, señaló.
“Cuando empiezo a salir con mi marido yo lo veía como un cuate, entonces siento que eso a él lo enganchó, que no andaba detrás de él de rogona, yo andaba en mi rollo, y un día me pregunta ‘Qué onda, ya no podemos salir con más gente, ¿o quieres que salga con más chavas?’. Y yo: 'Pues si quieres'. (...) Ya cuando me dijo eso lo empecé a ver diferente. Todo rápido, aparte él tenía 39 cuando se casó".
hc