Pese al frío del ambiente, dentro del Palacio de los deportes se gozaba de un clima cálido cortesía de los más de 16 mil cuerpos que se dieron cita en el lugar para ver a Madonna, quien volvió a México después de tres años para presentar su Rebel Heart Tour.
Aunque los boletos marcaban que el show iniciaría a las 20:00 horas, la apertura y un retraso de la cantante provocaron que saliera al escenario a las 22:20 horas a ritmo de "Iconic".
La cantante no estipuló en producción y vistió su show con una pasarela en forma de cruz y un corazón en la punta. Además contó con un escenario dinámico cuyo eje principal fueron tres pantallas gigantes que cambiaban de forma y posición a capricho de los vídeos elaborados por ella exclusivamente para esta gira.
Con una propuesta visual inspirada en Asia que recuerda al Drowned Word Tour, Madonna continuó el recital con "Bitch I'm Madonna", el más reciente sencillo del álbum que da título a la gira, esto después de un breve saludo que provocó la ovación general.
Apoyada por cuatro bailarinas en diminutos atuendos,La Reina del Pop causó el primer gran revuelo de la noche al bailar como stripper disfrazada de monja en el tema "Holly Water".
Cuatro tubos metálicos montados en el centro de la cruz sirvieron para el acto y Madonna mostró su agilidad y sensualidad sin despegarse del micrófono para después rematar la audacia con el clásico "Vogue", donde escenificó la última cena protagonizada por un corpulento bailarín con una corona de espinas en la cabeza.