La mayor economía de América Latina promete anticipar su recuperación, y esa es una buena noticia para las compañías mexicanas presentes en Brasil. No obstante, la incógnita es si la mejora será sostenible. Ante la fuerte alza del déficit fiscal este año, la duda de los analistas es si el presidente Jair Bolsonaro mantendrá un gasto social elevado para estimular el consumo o retrocederá a su agenda de ajuste, al mismo tiempo que continúa su lucha para frenarla pandemia de coronavirus (Covid-19) en su país.
La ausencia de una estrategia sanitaria uniforme en Brasil y la negativa explícita del presidente a imponer medidasde distanciamiento social ha aceleradolas muertes y los contagios en el paíssudamericano. Sin embargo, ese rotundofracaso al enfrentar la propagación de la pandemia tiene su contracara en unarecuperación de la economía que prometeser más rápida de lo previsto.
En los últimos tres meses, los analistas vienen recortando sus previsiones decaída del Producto Interno Bruto (PIB)para 2020. Las proyecciones recopiladas por el Banco Central brasileño en julio indicaba que la economía se iba a contraer 6.5%, pero en septiembre las estimaciones cambiaron y descendieron a 5.02%.
La expectativa de los analistas para 2021 es que el PIB crecerá 3.5%. Tras el derrumbe del PIB, la actividad tocó piso en el mes de mayo y, desde entonces, se viene recuperando a ritmo sostenido.
El Índice de Actividad Económica del Banco Central de Brasil (IBCBr), que es considerado una estimación muy fiel a la variación del PIB nacional, subió 4.8% en junio y 2.5% en julio con relación a los meses previos.
Aunque todavía no hay datos oficiales, el consenso del mercado es que la recuperación de la economía brasileña se consolide en el tercer trimestre, con un alza en torno al 8% con respecto al periodo de abril a junio. Por su parte, el banco brasileño Itaú estima que en el tercer trimestre del año el Producto Interno Bruto saltará7.4% con respecto al segundo.
Alivio para las mexicanas
La recuperación de la economía brasileña representa una bocanada de oxígeno para las empresas mexicanas que vienen apostando fuerte por el principal mercado sudamericano desde hace tiempo.
En 2019, las inversiones anunciadas por compañías de capital mexicano en Brasil ascendieron a 8,947 millones de dólares (mdd), una suma que solo fue superada por el acumulado de las empresas chinas y españolas, de acuerdo con los datos de la Red Nacional de Informaciones sobre la Inversión, un organismo dependiente del gobierno en Brasil.
Esa apuesta estaba atada a las expectativas favorables de la economía brasileña luego de haber superado la peor recesión de su historia entre 2015 y 2016, y el estancamiento de los tres años siguientes. A comienzos de 2020, el alza estimada del PIB en Brasil rondaba 2.5%.
Sin embargo, el repentino cambio de escenario provocado por la irrupción de la pandemia derrumbó esas perspectivas, al menos en el corto plazo, y abrió un signo de interrogación en torno a la evolución de las compañías mexicanas en el mercado brasileño.
El golpe amenazaba con ser más duro para las empresas que concretaron adquisiciones en el último tiempo. Ese fue el caso de América Móvil, que en diciembre pasado desembolsó 948 mdd para comprar Nextel Telecomunicaciones y sus subsidiarias. No obstante, el recuento de daños muestra que América Móvil está saliendo ilesa de la crisis.
El segundo trimestre, la compañía señaló que “las medidas de confinamiento en Brasil se introdujeron más tarde que en la mayoría de los demás países de América del Sur y fueron relativamente más relajadas, por lo que tuvieron menos impacto en la actividad comercial”.
Los ingresos durante el segundo trimestre del año en el país sudamericano alcanzaron a 9,536 millones de reales (casi 750 mdd), casi sin cambios con respecto al mismo período del año anterior, excluida la adquisición de Nextel.
En ese marco, el EBITDA ascendió a 3,816 millones de reales (unos 695 mdd), un alza interanual de 10.7%. En tanto, el margen EBITDA subió al 40%, la tasa más alta alcanzada por América Móvil en Brasil.
“El sector de telecomunicaciones se tornó aún más importante durante la pandemia y, en particular, el mercado de banda ancha fija está viviendo un boom increíble en Brasil”, dice Ari Lopes, analista principal para América Latina de la consultora Omdia, en Sao Paulo. “Claro es líder del mercado de banda ancha fija y está aprovechando ese crecimiento”.
América Móvil tiene espacio para seguir creciendo. La compañía, junto al operador local TIM y Vivo —de Telefónica— realizaron a finales de julio una oferta conjunta de 16,500 millones de reales (unos 3,000 mdd) por las operaciones móviles de Oi, el cuarto jugador del mercado brasileño. Para los analistas, la probable consolidación del mercado de telecomunicaciones mejorará los márgenes y el flujo de caja de las tres empresas que se reparten el mercado.
“Los fundamentos de la compra de Nextel siguen firmes: adquirió una empresa con clientes de ARPU (ingresos por usuarios) alto y se quedó con una buena cantidad de espectro para desplegar 5G”, menciona Lopes. “América Móvil ya está aprovechando esto y lo hará aún más si, como esperamos, la economía vuelve a crecer en 2021”.
El Dato.3,000 mdd
fue la oferta conjunta entre América Móvil, TIM y Vivo por las operaciones móviles de Oi
Buen consumo para las mexicanas
Los resultados tampoco fueron malos para Femsa. Con 173.5 millones de cajas, las ventas en volumen de Coca-Cola Femsa en Brasil durante el segundo trimestre registraron una caída interanual de 5.2%.
Ese descenso fue menor al de Argentina (26.5%), Colombia (12.7%), Centroamérica (7.4%) y México (5.8%). “Abril fue muy malo, con una caída de 20%, pero en los meses siguientes comenzó una recuperación en un nivel más rápido de lo que se preveía”, dice Marcella Recchia, analista de Credit Suisse, en Sao Paulo.
La analista afirma que la compañía reaccionó rápido con la puesta en marcha de canales tecnológicos, lo que ayudó bastante a que se moderará la caída del volumen de ventas. En cambio, la última apuesta de Femsa en Brasil debió pisar el freno ante el contexto generado por la pandemia de coronavirus.
En noviembre pasado, Femsa Comercio cerró por unos 135 mdd la compra de 50% de la cadena Raízen Conveniências, con la que ingresó al segmento de tiendas de conveniencia en las gasolineras de Shell.
El objetivo junto a sus socios —Raízen es un joint-venture entre Shell y la local Cosan— era abrir unos 500 locales entre 2020 y 2022. “Ha habido un par de postergaciones, pero el plan de aperturas sigue en pie y es una de las oportunidades más relevantes de crecimiento para Femsa a nivel global”, dice Álvaro García, analista senior de BTG Pactual Equity Research, en Nueva York.
“Raízen tiene 6,000 gasolineras, de las cuales solo 1,000 tienen una tienda de conveniencia: hay una oportunidad clara ahí”, añade García. Otro caso que al parecer la crisis del coronavirus tampoco afectó fue a Bimbo. “Al haber más gente comiendo en casa, el consumo de pan subió mucho y Bimbo se ha beneficiado”, dice García.
“Si bien la compañía no desglosa sus resultados, en Latinoamérica van muy bien y eso más que nada es por el impulso de Brasil”.
Apoyo a Bolsonaro
Brasil promete anticipar su recuperación, pero la incógnita sobre si la mejora será sostenible se mantiene. Además, los niveles de aprobación a Bolsonaro también vienen recuperando terreno. Según la consultora DataFolha, quienes califican como “óptimo” o “bueno” al gobierno pasaron de conformar 32 a 37% de los encuestados en dos meses (de la segunda quincena de junio a mediados de agosto), la mayor tasa de aprobación desde el inicio del mandato.
La sorpresiva recuperación del presidente Bolsonaro está atada en buena parte al giro del rumbo económico. La austeridad fiscal impuesta durante el primer año de gobierno por el ministro de Economía, Paulo Guedes —un economista formado en la Universidad de Chicago—, dio paso a un vertiginoso aumento del gasto público para hacer frente a la pandemia.
Las medidas, que van desde subsidios a reducciones de impuestos, sumaron unos 92,000 mdd, el equivalente al 7.3% del PIB proyectado para este año. Más de la mitad de esas erogaciones correspondieron a una medida que marcó un quiebre en el rumbo del gobierno de Jair Bolsonaro: un auxilio de emergencia de 600 reales (unos 110 mdd) al mes para todas las personas que perciban hasta medio salario mínimo.
Con ese subsidio, que alcanzó a la mitad de los hogares brasileños el mes pasado según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), no solo la imagen de Bolsonaro dejó de caer, sino que el consumo viene tomando impulso.
Por lo pronto, el auxilio de emergencia se mantendrá hasta diciembre, aunque con la mitad del monto: 300 millones de reales (casi 55 millones de dólares).
Más allá de esa medida, el rumbo que finalmente escoja el gobierno brasileño determinará el futuro de la economía brasileña, y, con ello, la evolución de las empresas mexicanas que operan en el mayor mercado de la región.

yvr