Para Ernesto Domínguez López “Neto”, el amor por el automovilismo se lleva en la sangre, correrlos y repararlos dan una alta satisfacción, pero restaurarlos es algo diferente.
En revistas, programas televisivos y en exhibiciones, todos hemos tenido la oportunidad de ver vehículos deslumbrantes que salieron de las plantas de fabricación hace 30, 40, 50 años o más, y en algunos casos parece que el tiempo no ha pasado por ellos, pero lo que muchos ignoran es que detrás de estas piezas hay una buena cantidad de trabajo, esfuerzo, pasión y dinero invertidos.
“Neto” Domínguez nos abrió las puertas de su taller, enclavado en la colonia Madgalenas de Torreón, para hablar de automóviles, de su pasión por correrlos, repararlos y restaurarlos.
Entrando se pueden apreciar autos modernos en reparación, así como dos proyectos en curso, un Dodge Valiant 1966 y un llamativo Ford Galaxy modelo 1963. Fue aproximadamente en 1997 cuando surgió la idea de competir en los arrancones de cuarto de milla, para eso tenían, él y su hijo, que hacer un auto desde cero y así empezó todo.
¿Cómo surgió esta pasión?
Surgió por mi hijo, Ernesto, teníamos un plan de entrar a competir a los arrancones y empezamos a comprar coches para el cuarto de milla, entonces hubo la necesidad de comprar un coche para competir en carreras de circuito; por una u otra cosa no se dio y decidimos desarmar todo el Nova para restaurarlo, le empezó a gustar a él y luego a mí, posteriormente los clientes vieron que teníamos coches así y empezaron a traernos sus proyectos.
¿Quién te inculcó esa pasión por los autos?
Mi padre. Desde que tenía 8 años ya me subía a un coche yo solo, él me enseñó que las palabras ‘no puedo’ no existían, él me decía que esas palabras había que quitarlas de la mente y el corazón, todo se puede. Aquí tenemos esa noción de decir que en esta vida todo se pude lograr, soñándolo ya tienes el primer paso.
Desde niño le perdiste el miedo a los autos veloces y a la carretera...
Yo tenía 11 años y mi primer proyecto en carrera fue ir a Mazatlán, me fuí manejando desde Torreón hasta allá y de regreso.
¿Cómo inició todo?
Teníamos un Caprice Chevrolet del 82, en ese fue en el que iniciamos para competir en arrancones mi esposa Martha, mi hijo Ernesto y yo, competíamos en el mismo evento con el mismo carro en diferentes categorías.
¿Cada auto restaurado tiene el estilo y sello de Neto Domínguez?
Cada coche que vamos haciendo nos deja un gran sabor de boca, ponemos todo en cada proyecto, ponemos atención a cada detalle.
¿Cuál ha sido tu máxima satisfacción?
Tener a mi esposa y a mi hijo compitiendo a mi lado en las carreras y que me apoyen, ellos son los que me han dado ánimos y me ayudan en cada proyecto de restauración también.
¿Eres parte de un auto club?
Somos parte del Oldies Auto Club Laguna que preside el señor Alejandro Cabral, tenemos 32 miembros y somos una gran familia. Aquí hay una cosa muy importante, hemos tratado de juntar a la familia cuando salimos a rodar a Durango, Saltillo y por supuesto a La Laguna, les queremos inculcar a las nuevas generaciones esto.
¿Cómo dejar un legado de lo que estás haciendo?
Dejamos un rato los celulares y otras cosas para convivir a nuestro estilo con nuestros hijos y nietos e inculcarles el amor por el automovilismo.
¿Sientes orgullo al ver un proyecto terminado?
Nuestra satisfacción es ver la sonrisa del cliente cuando ruge el motor y ve su auto terminado y que nos felicita a todos, porque somos un equipo en el taller; nos ayuda Alan mi yerno, Pepe Domínguez y mi nieto que también ya nos ayuda aquí, tenemos un gran equipo y nos gusta hacer las cosas bien.
CALE