Con 15 años de edad, Diego Miranda Bautista, era una promesa del futbol. Equipos profesionales habían mostrado interés por integrarlo a sus fuerzas básicas, pero este sueño se vio frustrado por la violencia que azota Morelos.
Diego fue asesinado junto con otros siete jóvenes en el ataque de un grupo criminal durante el velorio de su amigo que se accidentó en el Paso Express de Cuernavaca.
Misa en memoria de Diego Miranda (Omar Franco)
Tras su muerte familiares, amigos y su entrenador de futbol piden justicia, pues aseguran que nada tenía que ver con la delincuencia, como han asegurado las autoridades.
Gregorio Yáñez, entrenador del Centro de Formación donde entrenaba Diego destacó el trabajo del adolescente en el equipo. “De la categoría él era de lo más sobresaliente por eso me di la tarea de buscar el equipo profesional y la de Cruz Azul era la más real en la más posible (…) en la competencia era súper aguerrido, súper pasional, un líder, muy comprometido, obsesionado con ganas, de muy buen físico”.
Gregorio Yáñez, entrenador de Diego Miranda (Omar Franco)
Para su entrenador, Dieguito como lo conocían, era casi como un hijo y así sintió su pérdida.
“Deja un legado, una historia muy bonita dentro del equipo, deja mucha tristeza también porque sus compañeros y yo no digerimos esta noticia de no verlo en cancha, en la cuestión personal y lamentamos profundamente estos hechos.
“Este caso, es como si te mataran a ti… cambiaría uno todo porque el joven estuviera vivo y mi vida por la de él, yo ya viví, pero era un niño”, dijo.
El adolescente llegó al equipo de futbol de Baxter, ahora Centro de Formación Gregorio Yáñez, hace 4 años y de inmediato destacó.
“Los niños que yo tuve Arturo Ocampo (también herido durante la masacre) y Diego eran niños deportistas, niños sanos, niños que incluso trabajaban. Y las autoridades, aquí no ha venido nadie a preguntarnos cómo eran las personas que han fallecido”, reclamó. Agregó que “esto no puede quedar así”
Con una misa, la tarde de este jueves fue recordado Diego por sus compañeros y amigos en el campo donde puntualmente acudía a entrenar martes, miércoles y viernes de 5 a 7 de la tarde.
“Queremos pedir a Dios por Diego Miranda que ha terminado su peregrinar por este mundo”, expresó el padre frente al equipo y los padres de familia, detrás de un altar con la foto del joven jugador y debajo de la portería.
Diego es una historia más de la violencia que azota a Morelos y otras zonas del país.
En tanto, la colonia Antonio Barona en Cuernavaca sigue siendo escenario de velorios, entierros y por tercer día consecutivo de balaceras. Justo este jueves se registró una a unas cuadras de donde murieron los ocho jóvenes.