Qué manera de barrerse, de trabar limpiamente al rival, de recuperarse ante el error. Antes que las virtudes ligadas a la técnica y a la táctica, sobresale la extraordinaria actitud mental, el compromiso para no dar nada por perdido y por querer ganar todo.
Esto propicia un equipo solidario y concentrado, oportunista, vivaz y mortal en las jugadas a balón parado.
El equipo dirigido por Raúl "Potro" Gutiérrez se sobrepuso a la marcación justa de un penal antes del minuto 5. Lo hizo de la mejor manera, con una extraordinaria parada del portero Raúl Gudiño. Fue el banderazo ideal para completar la gesta que representaba sin duda eliminar a Argentina, tras haber echado a Brasil e Italia.
El 3-0 concretado por Granados ilustró un partido perfecto. En ningún momento los chavos mexicanos cedieron a la provocación marcada por unos argentinos impotentes y marrulleros. Tampoco se achicaron ante la constante actitud retadora de unos rivales que rápido asumieron su inferioridad.
Además, el Tri sabe tocar la pelota, guardarla, rotarla, llevarla de un lado a otro para buscar en el momento oportuno hacer daño, más daño todavía.
Un partido redondo. Un partido perfecto.
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