La exposición El culto a Xipe Tótec y la regeneración de la vida es una de las atracciones que se pueden visitar en el Museo del Templo Mayor en esta época decembrina. El público se podrá adentrar en el conocimiento de una de las deidades más enigmáticas de la cosmogonía prehispánica: Xipe Tótec es uno de los dioses del mundo mesoamericano que había sido poco abordado entre los investigadores hasta que el arqueólogo Carlos González realizó su destacado estudio y descubrió su increíble complejidad y trascendencia, explica a Notivox Patricia Ledesma, directora del Museo del Templo Mayor.
“Pretendemos mostrar cómo era el culto a esta deidad, que por un lado era el centro de las fiestas relativas a la cosecha, y por otro era el Dios cuyos atavíos, utilizados por el tlatoani, encabezaba los ejércitos; es decir, es un dios dual porque regía las cuestiones de agricultura, que es una cuestión de vida, pero también se le identifica con las cuestiones de la guerra y la muerte”, dice Ledesma.
La arqueóloga refiere que Xipe Tótec era también el Tezcatlipoca Rojo, una advocación de esa importante deidad de los mexicas, según el Códice Borbónico. Añade que en la festividad dedicada a Xipe Tótec en Tenochtitlán se le pedía que sostuviera al imperio mexica: las plegarias se relacionaban con la eficacia agrícola y guerrera. Con ese motivo los mexicas le ofrecían sus mejores mazorcas y a los guerreros más valientes capturados en batalla. Así, el rito característico del culto a esta deidad era el desollamiento de las víctimas ofrecidas en sacrificio.
En todo el país se han encontrado evidencias del culto a esta deidad, explica la especialista, como las magníficas esculturas de cerámica con su imagen y las piedras en las que se realizaban los sangrientos combates gladiatorios llamados temalácatl, y que se exhiben en esta exposición.
NUEVA LECTURA
El Museo del Templo Mayor ha reunido por primera vez una exposición que aborda el tema con el objetivo de mostrar una visión renovada y objetiva sobre uno de los dioses cuyo rituales aún siguen causando preguntas. Su nombre se ha traducido tradicionalmente como “Nuestro señor el desollado”. Sin embargo, Alfredo López Austin ha sugerido otra acepción: “Nuestro señor el dueño de la piel”, ya que se le representaba como un personaje ataviado de una piel.
La directora del museo indica que esta exposición es una nueva propuesta, una nueva lectura de este dios tan venerado por los mexicas, a tal grado que su fiesta era una de las más importantes celebradas en Tenochtitlán.
Con ella se revitalizaban acontecimientos míticos esenciales, como la creación del Quinto Sol y el origen de la Guerra Sagrada, propiciándose con ella una cosecha exitosa de maíz, lo que significaba la regeneración de la vida. De acuerdo con datos históricos sobre la antigua Tenochtitlán, en el barrio prehispánico de Tlalcocomoco, existía un templo dedicado a Xipe Tótec que además habría tenido un papel importante en los inicios de la gran ciudad. Dicho adoratorio se encontraba en el área de la actual estación Balderas del Sistema de Transporte Colectivo Metro.
Los vestigios dan cuenta de que Xipe Tótec ya era venerado en la cuenca de México siglos antes de la fundación de Tenochtitlán. A este respecto destacan dos piezas en esta exhibición, una localizada recientemente en Tula y otra en Teotihuacán, precisa Ledesma.
La exposición presenta más de 50 piezas referentes a Xipe Tótec, provenientes de Oaxaca, Jalisco o Tula. Es la primera vez que se exhibe una escultura recuperada en 2009 por el arqueólogo Manuel Gamboa Cabezas. La muestra permanecerá abierta hasta marzo de 2017.