Roberto provocaba, inducía, analizaba, discutía, creaba la polémica y conducía. Aprendió a hacerlo desde hacía muchos años y cada año lo hacía mejor.
Recibía el balón, lo bajaba, controlaba, arrancaba, driblaba, se perfilaba y anotaba gol. Así de fácil hacía lo que por naturaleza es difícil: “El manejo del balón y de las emociones, campeón”, me dijo hace algunos años.
La afición lo alababa o lo criticaba. Eso sí, nunca le fue indiferente, dentro o fuera del estudio, dentro o fuera del estadio. Roberto desayunaba, comía y cenaba futbol. Hernández Jr. era pasión y polémica desde que lo conocí, hace más de 50 años.
Desde entonces le puse marcaje por múltiples razones, algunas personales y otras profesionales: éramos casi contemporáneos. Despegamos el mismo año, 1961: él con su primer programa Futbol al día, el 21 de enero en la XERG, y yo recorriendo con una grabadora portátil los tres palacios a lo largo de la avenida Zaragoza para hacer entrevistas para los noticieros de las estaciones XEMR y XENL Radio Recuerdo.
Roberto pasó de la XERG a la XEH en 1962 y yo pasé a la XERG en ese año; luego lo alcancé. Por una temporada breve trabajamos juntos en la XEG durante octubre de 1964: él animaba y conducía Caballitos musicales de 13:00 a 14:00 horas, y yo Olímpicos de la H, de 12:00 a 13:00. Nos disputábamos el rating a esa hora. En ese empeño nos confrontaba nuestro jefe Gustavo Agredano Brambila, director de la estación.
Después Roberto se fue al Canal 6 de Televisión Independiente de México (TIM) y yo a los canales 3 y 10 de Telesistema Mexicano, ahora Televisa Monterrey. Él era el conductor y animador del programa Múevanse todos, y yo hacía las mismas funciones –otra vez frente a frente– en el mismo horario, de 19:00 a 20:00, en el programa El Clan del Martillito.
Y así nos fuimos persiguiendo: él detrás de un balón y yo detrás de las noticias, hasta que en febrero de 1982 volvimos a ser compañeros en el Canal 12 de Monterrey, ahora Multimedios Televisión.
En febrero de 2008, 26 años después del reencuentro, con motivo del 40 aniversario del Canal 12, en una entrevista especial le pregunté:
¿Y el retiro, Roberto?
No tengo idea. Recién cumplí 70 años, son siete décadas, a las que yo le llamo diez ciclos; cada siete décadas pasan diez ciclos. Vas cambiando y todo el mundo piensa que te vas haciendo viejito, pero no. No tienen idea de lo que uno siente adentro, lo que nos mueve.
Nos mueve algo que nos llena de emoción, de entusiasmo, de gusto, del final de cuando dice uno: “Es todo, amigos. Muchas gracias por la gentileza de su atención, que pasen muy buenas tardes”. Y uno piensa: “¿Lo hice bien? Bueno, mañana lo hago mejor”. Pero no dices: “Ya me voy a retirar”, ni piensas en eso. Yo no sé cuándo, Dios es el que va a decidir.
¿Es el mejor de los aficionados?
Así es. El mejor, no hay otro.
Marzo 2011
Monterrey, Nuevo León.
“Recupérate arquitecto, no me gustaría ganarte la apuesta así…”, me decía Roberto cuando lo saludaba a “señas”, durante junio de 2017, cuando perdí mi voz. Tres meses después, el 3 de septiembre, él murió.
La apuesta a la que se refería Roberto la hicimos él y yo en uno de los estudios del Canal 12 en los días previos a las elecciones de 2015.
Ganaba la apuesta el que siguiera más años en la televisión. Después de cumplir los 80 años, a mí tampoco me gustó haberla ganado así.
Mi amigo don Roberto Hernández Jr. tenía voz para muchos años más.