Bajo la dirección de Pier Giorgio Morandi y la producción de Anthony Minghella, el Isauro Martínez transmitirá en vivo desde el Teatro Metropolitan de Nueva York, la ópera Madama Butterfly de Giacomo Puccini, el próximo sábado 9 de noviembre a las 11:55 horas. Los boletos se encuentran disponibles en las taquillas.
La ópera en dos actos y con el libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, está basado en el drama que David Belasco tomó de un relato del abogado filipino John Luther Long. Su estreno mundial se realizó en Milán, en el Teatro Alla Scala en 1904, estrenándose en el Met de Nueva York el 11 de febrero de 1907.
La soprano Hui He se encarga del desgarrador rol de la geisha condenada, en tanto que el tenor Andrea Carè interpreta al teniente de la marina que la abandona. El barítono Paulo Szot ha incursionado con éxito en el teatro musical en Broadway, ganando un premio Tony en 2008, y en el Met debutó en el año 2010. Se detalla que Pier Giorgio Morandi dirige la orquesta en la magnífica producción de Anthony Minghella, siendo ésta una ópera favorita del público.
El papel principal de Madama Butterfly, una joven geisha que se aferra a la idea de que su matrimonio arreglado con un oficial de la marina estadounidense es para siempre y está basado en el amor, es uno de los roles definitorios de la ópera mundial.
La historia provoca una reflexión acerca del imperialismo cultural y sexual para un público lejano al ámbito de la ópera y ha dado pie a innumerables adaptaciones cinematográficas, televisivas y literarias.
Los libretistas de Madama Butterfly fueron Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, que ya habían colaborado con Puccini en La Bohème y Tosca. Giacosa, dramaturgo, estuvo a cargo de las historias, e Illica, poeta, trabajó sobre los diálogos.
La ópera sucede en la ciudad portuaria de Nagasaki a principios del siglo XX, cuando la presencia estadounidense estaba en plena expansión. Japón definía en ese tiempo su papel a nivel mundial y Nagasaki era uno de los pocos puertos abiertos a navíos extranjeros. Matrimonios temporales entre marineros de ultramar y mujeres japonesas no eran inusuales.
Puccini llegó a nuevos niveles de sofisticación con su uso de la orquesta, con matices y sonoridades sutiles a lo largo de la partitura. Pero la ópera se basa enteramente en la interpretación del papel principal: Cio-Cio-San, que está en el escenario casi de manera permanente y es el único personaje que sufre una verdadera y trágica evolución. La cantante debe transmitir un abanico de emociones: el deseo, la esperanza y el desengaño.